29 de septiembre de 2012

Computación cuántica: Estado de la cuestión.

Computación Cuántica
Computación cuántica
Percy C. Acuña Vigil

La computación cuántica es un paradigma de computación distinto al de la computación clásica. Se basa en el uso de qubits en lugar de bits, y da lugar a nuevas puertas lógicas que hacen posibles nuevos algoritmos.

Una misma tarea puede tener diferente complejidad en computación clásica y en computación cuántica, lo que ha dado lugar a una gran expectativa, ya que algunos problemas intratables pasan a ser tratables. Mientras un computador clásico equivale a una máquina de Turing, un computador cuántico equivale a una máquina de Turing cuántica.

La combinación de la física, las matemáticas y la informática ha posibilitado que la computación cuántica se haya desarrollado en las últimas dos décadas a partir de una idea visionaria en una de las zonas más fascinantes de la mecánica cuántica. El interés reciente en este dominio animado y especulativo de la investigación fue provocada por Peter Shor (1994) que mostró cómo un algoritmo cuántico podría exponencialmente "speed-up" la computación clásica y factorizar números grandes en números primos mucho más rápidamente (al menos en términos del número de pasos computacionales involucrados) que cualquier algoritmo clásico conocido.


Peter Shor: Algoritmo Cuántico

El Algoritmo de Shor pronto fue seguido por varios otros algoritmos que apuntaban a resolver problemas combinatorios y algebraicos, y en los últimos años el estudio teórico de los sistemas cuánticos que sirven como dispositivos computacionales ha logrado enormes progresos. La creencia común dice que la aplicación del algoritmo de Shor en gran escala en un ordenador cuántico podría tener consecuencias devastadoras para los protocolos de criptografía actuales que se basan en la premisa de que todos los algoritmos conocidos clásicos toman tiempo exponencial en la longitud de sus inputs. (ver, por ejemplo, Preskill 2005).

En consecuencia, los experimentadores de todo el mundo participan en los intentos para hacer frente a las enormes las dificultades tecnológicas que se esperan para la construcción de un ordenador cuántico de tan gran escala. Pero sin importar si estos problemas tecnológicos pueden ser superados (Unruh 1995, Ekert y Jozsa 1996, Haroche y Raimond 1996), llama la atención que aún no existan pruebas de la superioridad general de los ordenadores cuánticos sobre sus homólogos clásicos.

El interés filosófico en la computación cuántica es triple: en primer lugar, desde una perspectiva histórico-social, la computación cuántica es un dominio en el que los experimentadores se encuentran por delante de sus compañeros teóricos. De hecho, los misterios cuánticos tales como el entrelazamiento y la no-localidad fueron considerados históricamente una sutileza filosófica, hasta que los físicos descubrieron que estos misterios podría ser aprovechado para diseñar nuevos algoritmos eficientes.

Pero si bien la tecnología para el aislamiento de 5 o incluso 7 qubits (la unidad básica de información en la computadora cuántica) está ahora al alcance (Schrader et al. 2004, Knill et al., 2000), sólo un puñado de algoritmos cuánticos existen, y la cuestión de si estos pueden resolver problemas computacionales clásicos difíciles sigue abierta.

Desde un punto de vista más filosófico, los avances en la computación cuántica pueden producir beneficios fundamentales. Puede resultar que las capacidades tecnológicas nos permitan aislar los sistemas cuánticos, protegiéndolos de los efectos de la decoherencia por un período de tiempo suficientemente largo para manipularlos, también nos permitirá avanzar en algunos de los problemas fundamentales en relación a los fundamentos de la teoría cuántica sí misma.

En efecto, el desarrollo y la implementación de eficientes algoritmos cuánticos puede ayudarnos a comprender mejor la frontera entre la física clásica y la cuántica, por lo tanto, dilucidar un problema importante, a saber, el problema de la medida, que hasta ahora se resiste a una solución.

Por último, la idea de que conceptos matemáticos abstractos tales como la complejidad y manejabilidad (en), no sólo se pueden traducir a la física, sino también puedan ser re-escritos por los físicos directamente en relación al carácter autónomo de la informática y al estado de sus entidades teóricas, las llamadas "clases de computación", es también relevante para el debate filosófico de larga data sobre la relación entre las matemáticas y el mundo físico.

Hagar, Amit, "Quantum Computing", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Spring 2011 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL = .
Quantum computing SEP

Quantum Computing

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Maquina de Turing

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Teoría de la maquina Cuántica

23 de septiembre de 2012

Sobre Richard Rorty

Richard Rorty
El filósofo Richard Rorty, dejó como legado la tesis neopragmatista para repensar la democracia
Esta tesis consiste en fundar aceptar la política como un ejercicio que, a partir del diálogo intercultural, permita aceptar instituciones y formas de relación social que sean buenas para todos.

1. El filósofo norteamericano Richard Rorty acaba de morir. Sus ideas y tesis se enmarcan en el denominado neopragmatismo contemporáneo. Tales ideas y tesis se han mostrado como francamente chocantes para la tradición académica de occidente.

El profesor Rorty, para el goce de muchos de sus lectores, retomó la vieja forma del tábano socrático: la actitud de crítica no sometida al marco tradicional de la argumentación lógica, sino el ejercicio inteligente de proponer enfoques diferentes sobre conceptos e ideas que ya se habían dado por buenas y evidentes.

La filosofía deviene así un ejercicio de interrogación sobre las condiciones de la vida y del ser humano en relación a todo aquello que le da sentido y valor a esas vidas. Esta actitud que se conoce como ironismo se despliega con toda su fuerza en la trama particular de la teoría política: el sentido y la fuerza de la democracia política.

2. El profesor Rorty desea separar la democracia de sus fundamentos metafísicos tradicionales, anclados, como se sabe, en los terrenos de la Ilustración europea.

Para los filósofos liberales defensores de la democracia, Locke y Kant en particular, las relaciones políticas se fundaban ontológicamente en el postulado de la libertad y los derechos humanos individuales, derivado todo ello en último análisis de la facultad incontrovertible de la razón.

La razón se convirtió así en el criterio legitimador del poder político que veía en la naturaleza humana, el fundamento último de la política.

3. Pues bien, en la tesis neopragmatista, defendida particularmente por el profesor Rorty se ponen en evidencia dos formas de argumentación legitimadoras: de un lado, aquellos discursos que creen haber alcanzado la verdad de lo político en términos de la esencia única del poder y las relaciones humanas.

De otra parte, el discurso legitimador esteticista propuesto por los neopragmatistas con fuertes raíces nietzschanas, que aceptan la justificación a partir de la exhortación puramente retórica encarnada en la polémica y la narración.

La primera forma de argumentación se convalida a partir de su validez formal, en tanto que la segunda busca su aceptación por medio de atracción estética.

4. Por este camino, el profesor Rorty nos invita, entonces, a abandonar todo intento por proveer apoyo metafísico para soportar todos nuestro valores humanitarios y democráticos y, a cambio de ello, a adoptar la contingencia de nuestras sociedades sin ningún temor, y asumir lo que él denomina ironismo liberal: toma de distancia frente a los léxicos últimos de la política en términos de verdades trascendentales.

El héroe de la teoría rortiana es entonces el ironista liberal, que debe reemplazar al héroe de la modernidad encarnado en el científico positivista. La democracia en términos del neopragmatista debe conducir hacia la solidaridad antes que hacia la objetividad.

Por ello, la propuesta rortiana consiste en abandonar la fe en un destino único de la especie humana y postular, por el contrario, una vida que sea mezcla de narcisismo privado y pragmatismo público.

Desde esta perspectiva, el neopragmatismo toma la forma de una variante de la posmodernidad por cuanto la crítica a la razón y a un método único de conocimiento son puestos en cuestión.

Naturalmente, el enfoque rortiano es mucho más fuerte que las variantes francesas o alemanas de evaluación filosófica sobre la modernidad. Los neopragmatistas invitan a tomar en serio las consecuencias tanto del giro lingüístico como del giro pragmático.

5. El profesor Rorty intenta convencernos de que no es necesario fundamentar racionalmente la democracia. Aquí comienza el debate con el profesor Jürgen Habermas, para quien existe un vínculo necesario entre democracia, racionalismo y universalidad.

Para los neopragmatistas no se requiere de una teoría de la verdad para comprender y defender la democracia. Lo que se impone es más bien el reconocimiento de la finitud de las sociedades, de la finitud del lenguaje y por ello se impone la tarea de construcción de instituciones cada vez más amplias e inclusivas.

En otras palabras, el profesor Rorty hace suya la idea de su maestro intelectual John Dewey, para quien la democracia debía ser una forma de vida realizada a través de la educación y la deliberación.

Si las formas de la democracia tanto representativas como participativas han mostrado sus limitaciones en términos políticos, solo resta por el momento apoyar la propuesta de la democracia deliberativa.

6. Cultivar la vida, el yo, deviene así el más alto valor que la democracia puede tutelar. Aquí estamos ahora en el ojo del huracán, pues tanto la academia como los políticos tradicionales no pueden aceptar este enunciado que les dejaría sin retribución a sus buenas conciencias y sin argumentos para la tarea redentora propia de los intelectuales ilustrados.

Realizarse a sí mismo no es asunto de poner en acto, señala el profesor Rorty, una esencia fija y ahistórica del ser humano conforme a una moral predeterminada o de una supuesta dignidad del ser humano.

El debate sobre los derechos humanos a partir de un principio metafísico, la dignidad, no es más que la hipócrita aceptación de un etnocentrismo enmascarado; de lo que se trata más bien es de convencer a las otras culturas de las bondades de una tal concepción política.

7. El reclamo esteticista de Nietzsche reaparece en boca del neopragmatista que busca defender la vida humana en términos de la valoración absoluta de los proyectos de vida: "... toda vida humana es la elaboración de una complicada fantasía personal y, a la vez, el recuerdo de que ninguna elaboración así concluye antes de que la muerte la interrumpa. No puede completarse porque no hay nada que completar, solo hay una trama de relaciones por volver a urdir, una trama que el tiempo prolonga cada día".

Esta es la tarea propia de la democracia en términos pragmatistas, un proyecto que se separa del discurso tradicional ilustrado y que da en qué pensar.

José Olimpo Suárez Molano Ph.D, Doctor en Filosofía. Miembro del Instituto de Filosofía de la Universidad de Antioquia y Coordinador del Área de Ciencias Políticas de la UPB.

 Neopragmatismo de R. Rorty
Publicación: El tiempo.com
Sección:Otros
Fecha de publicación: 12 de septiembre de 2007

REF: STANFORD ENCICLOPEDIA: RICHARD RORTY

2 de septiembre de 2012

La reforma social de Tomasso Campanella

Tomasso Campanella 1568-1639


Filósofo y poeta del Renacimiento tardío italiano. Campanella fue ante todo, un reformador social, razón por la cual pasó más de 30 años en prisión. Fue acusado tanto de herejía como de conspiración política.

Campanella se proclamó como el profeta de una nueva era que combina las mejores ideas del viejo mundo con las de una sociedad nueva y moderna. Su visión utópica se ve más claramente transmitida en su obra La Citta del sole (1623) su obra más famosa.

Hombre de acción, así como de palabras, Campanella fue atacado tanto por la Iglesia y la monarquía española: se vio involucrado en la planificación de una revuelta contra España, que no tuvo éxito y fue encarcelado varias veces por sus creencias heréticas. Escribió numerosos volúmenes de filosofía y políticos.  Campanella también es reconocido como una persona valiente y rebelde, a menudo es considerado como uno de los primeros reformadores de la era moderna.

Giovanni Doménico en Stilo, nace en Calabria, el 5 de septiembre de 1568. A temprana edad mostró notables capacidades intelectuales. Se unió a la orden de los dominicos a los catorce años para estudiar la filosofía de Aristóteles. Para consternación de sus superiores, Campanella pronto aparece con tendencias anti aristotélicas y prefiere una filosofía natural más intuitiva y menos analítica. 

En 1588 Campanella fue enviado a la casa de estudios teológicos en Cosenza donde se encontró por primera vez con los escritos de Bernardino Telesio (1509-1588), un filósofo de la naturaleza que también se opuso a las enseñanzas de Aristóteles. Leyó De rerum natura de Telesio y Iuxta propria principia (1565, 1586). Sus escritos continuaron inspirando a Campanella, convirtiéndose en la piedra angular de su propia filosofía.

Telesio estudio la naturaleza a partir de sus propios principios, afirmando la autonomía de la naturaleza y en consecuencia, postulaba la necesidad de estudiarla de modo independiente a la metafísica a partir de la información que suministra la experiencia sensible, lejos del pensamiento aristotélico, y más bien con componentes animistas inspirados en los presocráticos.

En 1589 Campanella completó su primera obra significativa, Philosophia sensibus demonstrata, en la que trató de reivindicar Telesio de los ataques de sus detractores, especialmente de Giocomo Antonio Marta.


La teoría del conocimiento de Campanella  afirma que todo conocimiento deriva de la sensibilidad y a ella se reduce. Entonces, el conocimiento sensorial proporciona certeza absoluta y por lo tanto no requiere pruebas de ninguna clase. Se advierte en este punto semejanza, con las ideas que más tarde desarrollará Descartes.

Campanella debido a las enseñanzas del rabino judío Abraham, adquirió un gran interés en la astrología y la magia. A medida que estos intereses (como así como su anti-aristotelismo) eran contrarios a las enseñanzas Dominicanas y tradicionales doctrinas tomistas, Campanella fue arrestado, acusado de herejía, y juzgado.

Se le encargó rechazar la doctrina Telesiana y se le ordenó regresar a Calabria en 1592. Haciendo caso omiso de la sentencia, Campanella fue a Padua, donde continuó desarrollando su pensamiento a lo largo de las líneas Telesianas en obras como Apologia pro Telesio (c. 1593-1594) y Nova Physiologia iuxta propria principia (c. 1593-1594).

Fue arrestado de nuevo en 1594 por la orden del Santo Oficio de Padua que se apropio de todos sus manuscritos. Campanella fue acusado de muchos delitos, incluyendo el ser crítico de la doctrina de la Iglesia, y fue golpeado y torturado. En su propia defensa, escribió varios libros, incluyendo Defensio Telesianorum, todos los cuales se han perdido. En diciembre 1597 Campanella regresó a su natal Stilo con la condición de que se limitara al monasterio en Calabria.

Los hechos socio-políticos de la época y la creencia de Campanella en la astrología y las profecías, sin embargo, le obligaron a lo contrario. Convencido de que los grandes cambios estaban cerca y que él era un profeta y un líder del nuevo milenio, Campanella ayudó a instigar una revuelta en Calabria contra la monarquía española. Al fracasar en su intento de sustituir la forma de gobierno con una república utópica fundada en la religión y la magia natural, fue arrestado posteriormente en 1599, pero fingió locura para evitar ser condenado a muerte.

Pasó los próximos veintisiete años en prisión, ocho de los cuales los pasó en un calabozo sin ventanas. Durante este período Campanella escribió lo que se considera a menudo su prosa y la poesía más significativa, incluyendo La Ciudad del Sol, Monarchia di Spagna (1620), Metafísica (1638) y Teología (c. 1613). Fue liberado por las autoridades españolas en 1626. Fue detenido menos de un mes después, sin embargo, por el Santo Oficio a causa de sus opiniones filosóficas, y permaneció en prisión hasta enero de 1629.


La vida de Tomás Campanella muestra grandes similitudes con la de otro gran filósofo de finales del Renacimiento: Giordano Bruno. Su filosofía encontraba una Italia convertida, junto con España, en bastión de la Contrarreforma, y donde la Inquisición vigilaba férreamente a los heterodoxos.

Después de pasar casi treinta años en la cárcel y ser mantenido en constante observación por parte tanto de las autoridades papales y españolas, Campanella salió de Italia a Francia en 1634, donde fue recibido por el cardenal Richelieu y el rey Luis XIII. Durante sus últimos años, y a lo largo de su vida, Campanella participo en actividades políticas y literarias: trató de influir en la política francesa, iniciando campañas anti-españolas y preparó las últimas ediciones de sus obras.

Campanella murió el 21 de mayo 1639 en Francia en un monasterio dominicano en la Rue St. Honoré.

Principales escritos.

A lo largo de su vida, Campanella escribió más de cien volúmenes que van desde la metafísica y la teología a la teoría política y la ficción utópica. Sus escritos filosóficos incluyen Philosophia sensibus demonstrata, De rerum et magia sentido, y De gentilismo no retinendo (1636), y contienen fuertes ideas anti-aristotélica influenciadas por las nuevas ideas empíricas de Telesio y Galileo.

Este nuevo modo de pensar es claramente evidente en La Ciudad del Sol combinando elementos de los modos abstractos y racional para formar el fundamento filosófico de su sociedad ideal. Además, su Monarchia del Messia (c. 1605) y Atheismus triumphatus (c. 1605-7) confiman sus convicciones teocráticas de gobierno de la nueva sociedad, mientras que su Monarchia di Spanga y Écloga en Principis Galias delphini admirandam nativitatem (1639) proporcionan los medios para realizar sus fines utópicos.

La obra de Campanella también revela tanto su optimismo en su papel como profeta de la nueva era y su frustración por su incapacidad para cumplir la misión. "Yo vivo como yo escribo", escribió Campanella en una carta al cardenal Antonio Barberini. Considerado en su totalidad, el alcance y la complejidad de los escritos de Campanela de hecho reflejan su vida turbulenta y valiente.

Las reacciones frente  a las ideas de Campanella variaron del encarcelamiento repetido y la tortura a una forma más leve de censura por parte de sus contemporáneos. Sus  partidarios sin embargo, alabaron su inteligencia extraordinaria. Durante su vida, tanto admiradores y detractores hacían referencia a la falta de un análisis crítico objetivo, mientras que los críticos en el siglo XVIII hasta el siglo XX se referían a su determinación en contra el aristotelismo. Muchos críticos se refieren a los últimos escritos políticos de Campanella y a la aparente contradicción entre su antipatía abierta a Maquiavelo y al oportunismo de sus teorías políticas.

Existe un interés en el examen de La Ciudad del Sol en relación con toda la tradición de la escritura utópica, sin embargo, la mayoría de las críticas recientes se centran en los elementos históricos de la filosofía de Campanella, la interpretación de su pensamiento paradójico que refleja el clima social y político de la Italia renacentista tardía.

La ciudad del sol refiere una sociedad ideal en la que el poder está en manos de hombres sabios y de sacerdotes, con lo que posee, en el fondo, un carácter teocrático. En este hecho se refleja el influjo que sobre Campanella ejerció la ideología de la Iglesia. Campanella fundamentaba su ideal en el mandato de la razón y en las leyes de la naturaleza. «La ciudad del Sol» es un alegato para estimular el progreso social.

Es la obra más significativa de Tommaso Campanella, en la que define su modelo de sociedad y Estado, totalmente influido, por Platón (República, Las leyes, Critias, Timeo) y Plotino (Enéadas). Obras similares de la época, la Utopía de Tomás Moro (escrita en 1516) y La nueva Atlántida de Francis Bacón.

 Lecciones

La obra de Campanella intenta mostrar cómo la unión de muchos años de teología y de filosofía aristotélica, considerada por los teólogos de su tiempo como necesaria e inalterable, era en realidad precaria, anticuada y tenía necesidad de revisión. Dicha revisión no supondría ningún riesgo para la teología, por el contrario, la teología se vería perjudicada por la adhesión obstinada y ciega a un sistema de física que ya no estaba de acuerdo con los nuevos datos y que rechazaba los nuevos descubrimientos.

El abandono de la filosofía aristotélica no sólo no provocaría el colapso de la teología, lo que permitiría la recuperación de una recta concepción de la ciencia, que debía consistir, como ocurrió con Galileo, en una lectura continua de la obra infinita de la naturaleza, que es la expresión de la verdad infinita y de la racionalidad cristiana. Sobre esta base Campanella invita al  cristianismo a aceptar los valores racionales y naturales de la ciencia con confianza y sin temores injustificados, si tenía la intención de erigirse como la expresión auténtica de Cristo como la Palabra de Dios.

Su obra resulta en una defensa de la libertad de filosofar y de promover la lectura del libro de la naturaleza.

La ciudad del sol

 Paolo Ponzio: El concepto del yo en la metafísica moderna del siglo xvii: Campanella y Descartes: 

Ernst, Germana, "Tommaso Campanella", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Fall 2010 Edition), Edward N. Zalta (ed.).

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