En este escrito trato el tema de la argumentación trascendental, para lo cual presento una breve referencia a la argumentación, a la argumentación trascendental de la prueba de Dios, a los argumentos trascendentales de Kant y a los argumentos kantianos contemporáneos.
Argumentación.
El sentido más general del término se refiere al intento de probar o refutar una tesis, convenciendo a alguien de la verdad o falsedad de la misma. Aristóteles en los Analíticos trató de los argumentos lógicos, en la Retórica trato de los argumentos dialécticos. Kant distinguió entre fundamento de la prueba y la demostración que requieren ser lógicamente rigurosas, mientras que el argumento no lo requiere. Cuando se habla de argumento se puede considerar pruebas dialécticas, o razonamientos orientados al convencimiento o la persuasión. Ch. Perelman y L. Olbrechts en su Tratado de la Argumentación presentan una relación de argumentos lícitos de carácter retórico.
La argumentación siempre trata de modificar un estado de cosas existente y tiene por objetivo la adhesión a las tesis presentadas.
Los argumentos filosóficos deben ser de naturaleza estrictamente lógico formal, y principalmente retóricos, debiendo usar los procedimientos de la lógica formal, pero no están determinados por ellos salvo en lo referente a su validez lógica. Se señala que un argumento filosófico constructivo, cuando es válido se parece a un argumento ad hominem valido. Chaim Perelman señala que las posibilidades de argumentación dependen de lo que cada uno está dispuesto a conceder, de los valores que reconoce, de los hechos sobre los que señala su conformidad; por consiguiente, toda argumentación es una argumentación "ad hominem" o "ex concessis".
Un argumento ad hóminem o argumentum ad hominem, es un tipo de razonamiento que se construye a medida de la persona a quien se dirige, apoyándose en las convicciones del interlocutor. Los clásicos denominaban al argumento ad hominem con la expresión argumentum ex concessis, es decir, que usa en su favor los argumentos aceptados o concedidos (ex concessis) por el interlocutor. Los tratadistas consideran que el argumento ad hóminem es un recurso que se utiliza con fines prácticos siempre que se pretende persuadir a alguien de algo.
El argumento trascendental de la prueba de Dios
Un argumento trascendental, busca las condiciones necesarias antes del hecho y de la experiencia de X. Kant sostiene, "… considero trascendental a todo conocimiento que se ocupa no tanto de objetos sino del modo de nuestro conocimiento de los objetos en la medida que este modo de conocimiento es un posible a priori”. (Immanuel Kant, la Crítica de la razón pura, Introducción, VII).
La prueba de la existencia de Dios es un argumento trascendental que trata de demostrar que el Dios cristiano es la condición previa de todos los conocimientos y la experiencia humana, demostrando la imposibilidad de lo contrario, en otras palabras, que la lógica, la razón o la moral no puede existir sin Dios. El argumento procede de la siguiente manera:
(1) El conocimiento es posible (o alguna otra declaración relativa a la lógica o la moral)
(2) Si no hay Dios, el conocimiento no es posible
(3) Por lo tanto Dios.
El argumento sostiene que, debido a que el Dios trino de la Biblia, siendo totalmente lógico, uniforme, y bueno, muestra un carácter en el orden creado y las criaturas mismas (especialmente en los seres humanos), el conocimiento y la experiencia humana son posibles. Este razonamiento implica que todas las otras visiones del mundo (como el ateísmo, el budismo y el islam), cuando siguen a su conclusión lógica, descienden hasta el absurdo, la arbitrariedad o la discrepancia.
Un aspecto del argumento se refiere a los absolutos morales. El argumento afirma que un Dios omni benevolente proporciona la base para la atribución correcta e incorrecta de cualquier pensamiento o acción. En la creación Dios prepara a la humanidad a actuar como seres morales, y en la auto-revelación Dios muestra cómo la gente debería actuar, y les ordena a hacerlo. Entonces la gente tiene un estándar absoluto de moralidad para condenar los malos pensamientos y acciones (o elogiar a los buenos).
El argumento establece además que los relativistas morales, en cambio, no pueden condenar el robo, la violación o el genocidio (ni elogiar la generosidad, el matrimonio, o la preservación de la vida) sin depender de la asunción de la moral absoluta. Las afirmaciones morales, se dice, no pueden ser explicadas por la propia visión del mundo relativista, sino que en cambio se derivan de manera inconsciente de "capital prestado" del cristianismo, demostrando la verdad de la cosmovisión cristiana.
Argumentos trascendentales
Son, en parte argumentos no empíricos, a menudo argumentos anti-escépticos que se centran en las condiciones necesarias que permiten tanto la experiencia coherente o la posesión o empleo de algún tipo de conocimiento o de capacidad cognitiva, donde el oponente no esté en condiciones de cuestionar el hecho de esta experiencia, el conocimiento o la capacidad cognitiva, y donde las precondiciones incluyen lo que cuestiona el oponente.
Tales argumentos toman como premisa hechos obvios acerca de nuestra vida mental, tales como un aspecto de nuestro conocimiento, nuestra experiencia, nuestras creencias o nuestras capacidades cognitivas y añaden una reivindicación de que algún otro estado de cosas es una condición necesaria del primero. Los argumentos trascendentales con mayor frecuencia se han formulado en contra de una posición que niega la posibilidad de conocer alguna proposición extra-mental, tal como la existencia de otras mentes o de un mundo material. Así, estos argumentos característicamente se centran en que, para alguna proposición extra-mental P, la verdad indiscutible de una proposición general Q sobre nuestra vida mental requiere esa P.
Se suele atribuir al filósofo prusiano del siglo XVIII Immanuel Kant la introducción del uso sistemático del argumento trascendental. Su uso incluyó argumentos destinados a refutar el escepticismo epistémico, así como los argumentos con el propósito más fundamental de demostrar la legitimidad de la aplicación de ciertos conceptos a la experiencia -en particular los de sustancia y de causa. Posteriormente, se han desarrollado una serie de objeciones generales a la estrategia del argumento trascendental. En respuesta, algunos filósofos contemporáneos han ofrecido una actualización de estrategias similares en forma a los argumentos trascendentales, pero con menos premisas controversiales y / o con metas más modestas.
De acuerdo con el profesor Blasco, que analiza su uso en la Crítica de la razón pura, los argumentos trascendentales serían de la forma modus tollens, (¬ q → ¬ p, p, #q) siendo sus datos iniciales hechos epistémicos o, mejor, estructuras lógicas del conocer. En concreto: sus premisas no pueden ser enunciados analíticos, y siendo sintéticos no pueden ser empíricos (a posteriori) sino a priori; a su vez, las conclusiones se seguirían con necesidad incondicional (“es necesario que...”), dado que están afirmadas como premisas implícitas) .
Argumentos trascendentales de Kant
Entre las contribuciones más influyentes de Immanuel Kant (1724-1804) a la filosofía esta la noción de argumento trascendental. En la concepción de Kant, un argumento de este tipo comienza con una premisa indiscutible sobre nuestro pensamiento, experiencia o conocimientos, y luego razona una condición necesaria de fondo y no evidente de esta premisa. Normalmente, este razonamiento de una premisa indiscutible a una conclusión de fondo substantiva está destinado a ser a priori, en algún sentido, ya sea estricto (Smit 1999) o más relajado (Philip Kitcher 1981, Pereboom 1990). A menudo, pero no siempre, la conclusión de la argumentación se dirige contra el escepticismo de algún tipo.
Los objetivos de los argumentos trascendentales de Kant son el escepticismo acerca de la aplicabilidad de los conceptos no derivados de la experiencia con el mundo de la experiencia, y el escepticismo sobre la existencia de objetos externos a nosotros en el espacio. Muchos de los argumentos trascendentales de Kant más famosos se encuentran en la Crítica de la razón pura (1781, 1787), por ejemplo, la Deducción Trascendental de las Categorías, la Segunda Analogía, y la Refutación del Idealismo. Hay muchos otros, por ejemplo, en la Crítica de la razón práctica, la Crítica de la facultad de juzgar, y, en el Opus Posthumum (Förster, 1989).
Argumentos trascendentales kantianos contemporáneos.
A mediados del siglo XX se han desarrollado con vigor argumentos trascendentales contra el escepticismo acerca del mundo exterior inspirados en Kant, sobre todo por P.F. Strawson, famoso por sus reflexiones Kantianas en The Bounds of Sense (1966) . Estos argumentos son frecuentes reinterpretaciones de Kant, o al menos están inspirados por su Deducción Trascendental y su Refutación del Idealismo. Algunos parecen ser más ambiciosos incluso que el mismo Kant, en la medida en que tratan de refutar algunas variedades de escepticismo demostrando que existe un compromiso esencial de la posición escéptica de que la falsedad de esta posición es una condición necesaria (Nagel 1997: 60 y siguientes.).
El argumento trascendental más famoso de Strawson (1966: 97-104) se basa en la Deducción Trascendental, pero sin un compromiso explícito a la síntesis o cualquier otro aspecto de la psicología trascendental de Kant. Su objetivo es puramente una experiencia sensorial-dato, que no muestra objetos , concebidos como algo distinto de cualquier estado de consciencia de ellos, es decir, una experiencia Berkeleyana de objetos espaciales cuyo esse es percipi (1966: 98). El núcleo del argumento es el siguiente. Desde la premisa de que toda experiencia (humana) es tal que es posible que su objeto sea consciente de ella y pueda atribuírsela a sí misma, podemos inferir que en cada experiencia el sujeto debe ser capaz de distinguir un componente recognicional no totalmente absorbido por, y, por tanto distinto, del tema reconocido (1966: 100). De esto podemos inferir que el sujeto debe conceptualizar sus experiencias de tal manera que contenga la base de una distinción entre el componente subjetivo - como el elemento de experiencia le parece al sujeto, y un componente objetivo - como el elemento que realmente es. Strawson especifica que "en conjunto," esto viene a ser "la distinción entre el orden subjetivo y la disposición de una serie de tales experiencias, por un lado, y el orden objetivo y la disposición de los elementos los cuales son las experiencias en el otro" (1966: 101).
La conceptualización de la experiencia como implicando un orden objetivo y la disposición de elementos corresponde a formular juicios de validez objetiva al respecto, lo que, a su vez, implica que la experiencia debe consistir en un estado regido por la conectividad de las representaciones (1966: 98). En resumen, de una premisa acerca de la autoconciencia, podemos inferir que el sujeto debe conceptualizar su experiencia a fin de ofrecer una distinción entre "la ruta de su experiencia subjetiva y el mundo objetivo a través del cual se trata de una ruta", donde la experiencia de el mundo objetivo consiste en una norma regida por el orden de las representaciones (1966: 105).
Términos empleados:
Trascendental: (Ger. transzendental) de la filosofía de Kant: Adjetivo aplicado a la condición de la experiencia o cualquier cosa relacionada con ella. Así, el conocimiento trascendental es posible, mientras que el conocimiento trascendente no lo es. En la dialéctica, sin embargo, el término trascendental se suele utilizar cuando uno esperaría el término trascendente.
Método trascendental: (En Kant) El análisis de las condiciones, (las formas a priori de la intuición, las categorías del entendimiento, los ideales de la razón) que hacen posible la experiencia humana y el conocimiento.
Argumentación.
El sentido más general del término se refiere al intento de probar o refutar una tesis, convenciendo a alguien de la verdad o falsedad de la misma. Aristóteles en los Analíticos trató de los argumentos lógicos, en la Retórica trato de los argumentos dialécticos. Kant distinguió entre fundamento de la prueba y la demostración que requieren ser lógicamente rigurosas, mientras que el argumento no lo requiere. Cuando se habla de argumento se puede considerar pruebas dialécticas, o razonamientos orientados al convencimiento o la persuasión. Ch. Perelman y L. Olbrechts en su Tratado de la Argumentación presentan una relación de argumentos lícitos de carácter retórico.
La argumentación siempre trata de modificar un estado de cosas existente y tiene por objetivo la adhesión a las tesis presentadas.
Los argumentos filosóficos deben ser de naturaleza estrictamente lógico formal, y principalmente retóricos, debiendo usar los procedimientos de la lógica formal, pero no están determinados por ellos salvo en lo referente a su validez lógica. Se señala que un argumento filosófico constructivo, cuando es válido se parece a un argumento ad hominem valido. Chaim Perelman señala que las posibilidades de argumentación dependen de lo que cada uno está dispuesto a conceder, de los valores que reconoce, de los hechos sobre los que señala su conformidad; por consiguiente, toda argumentación es una argumentación "ad hominem" o "ex concessis".
Un argumento ad hóminem o argumentum ad hominem, es un tipo de razonamiento que se construye a medida de la persona a quien se dirige, apoyándose en las convicciones del interlocutor. Los clásicos denominaban al argumento ad hominem con la expresión argumentum ex concessis, es decir, que usa en su favor los argumentos aceptados o concedidos (ex concessis) por el interlocutor. Los tratadistas consideran que el argumento ad hóminem es un recurso que se utiliza con fines prácticos siempre que se pretende persuadir a alguien de algo.
El argumento trascendental de la prueba de Dios
Un argumento trascendental, busca las condiciones necesarias antes del hecho y de la experiencia de X. Kant sostiene, "… considero trascendental a todo conocimiento que se ocupa no tanto de objetos sino del modo de nuestro conocimiento de los objetos en la medida que este modo de conocimiento es un posible a priori”. (Immanuel Kant, la Crítica de la razón pura, Introducción, VII).
La prueba de la existencia de Dios es un argumento trascendental que trata de demostrar que el Dios cristiano es la condición previa de todos los conocimientos y la experiencia humana, demostrando la imposibilidad de lo contrario, en otras palabras, que la lógica, la razón o la moral no puede existir sin Dios. El argumento procede de la siguiente manera:
(1) El conocimiento es posible (o alguna otra declaración relativa a la lógica o la moral)
(2) Si no hay Dios, el conocimiento no es posible
(3) Por lo tanto Dios.
El argumento sostiene que, debido a que el Dios trino de la Biblia, siendo totalmente lógico, uniforme, y bueno, muestra un carácter en el orden creado y las criaturas mismas (especialmente en los seres humanos), el conocimiento y la experiencia humana son posibles. Este razonamiento implica que todas las otras visiones del mundo (como el ateísmo, el budismo y el islam), cuando siguen a su conclusión lógica, descienden hasta el absurdo, la arbitrariedad o la discrepancia.
Un aspecto del argumento se refiere a los absolutos morales. El argumento afirma que un Dios omni benevolente proporciona la base para la atribución correcta e incorrecta de cualquier pensamiento o acción. En la creación Dios prepara a la humanidad a actuar como seres morales, y en la auto-revelación Dios muestra cómo la gente debería actuar, y les ordena a hacerlo. Entonces la gente tiene un estándar absoluto de moralidad para condenar los malos pensamientos y acciones (o elogiar a los buenos).
El argumento establece además que los relativistas morales, en cambio, no pueden condenar el robo, la violación o el genocidio (ni elogiar la generosidad, el matrimonio, o la preservación de la vida) sin depender de la asunción de la moral absoluta. Las afirmaciones morales, se dice, no pueden ser explicadas por la propia visión del mundo relativista, sino que en cambio se derivan de manera inconsciente de "capital prestado" del cristianismo, demostrando la verdad de la cosmovisión cristiana.
Argumentos trascendentales
Son, en parte argumentos no empíricos, a menudo argumentos anti-escépticos que se centran en las condiciones necesarias que permiten tanto la experiencia coherente o la posesión o empleo de algún tipo de conocimiento o de capacidad cognitiva, donde el oponente no esté en condiciones de cuestionar el hecho de esta experiencia, el conocimiento o la capacidad cognitiva, y donde las precondiciones incluyen lo que cuestiona el oponente.
Tales argumentos toman como premisa hechos obvios acerca de nuestra vida mental, tales como un aspecto de nuestro conocimiento, nuestra experiencia, nuestras creencias o nuestras capacidades cognitivas y añaden una reivindicación de que algún otro estado de cosas es una condición necesaria del primero. Los argumentos trascendentales con mayor frecuencia se han formulado en contra de una posición que niega la posibilidad de conocer alguna proposición extra-mental, tal como la existencia de otras mentes o de un mundo material. Así, estos argumentos característicamente se centran en que, para alguna proposición extra-mental P, la verdad indiscutible de una proposición general Q sobre nuestra vida mental requiere esa P.
Se suele atribuir al filósofo prusiano del siglo XVIII Immanuel Kant la introducción del uso sistemático del argumento trascendental. Su uso incluyó argumentos destinados a refutar el escepticismo epistémico, así como los argumentos con el propósito más fundamental de demostrar la legitimidad de la aplicación de ciertos conceptos a la experiencia -en particular los de sustancia y de causa. Posteriormente, se han desarrollado una serie de objeciones generales a la estrategia del argumento trascendental. En respuesta, algunos filósofos contemporáneos han ofrecido una actualización de estrategias similares en forma a los argumentos trascendentales, pero con menos premisas controversiales y / o con metas más modestas.
De acuerdo con el profesor Blasco, que analiza su uso en la Crítica de la razón pura, los argumentos trascendentales serían de la forma modus tollens, (¬ q → ¬ p, p, #q) siendo sus datos iniciales hechos epistémicos o, mejor, estructuras lógicas del conocer. En concreto: sus premisas no pueden ser enunciados analíticos, y siendo sintéticos no pueden ser empíricos (a posteriori) sino a priori; a su vez, las conclusiones se seguirían con necesidad incondicional (“es necesario que...”), dado que están afirmadas como premisas implícitas) .
Argumentos trascendentales de Kant
Entre las contribuciones más influyentes de Immanuel Kant (1724-1804) a la filosofía esta la noción de argumento trascendental. En la concepción de Kant, un argumento de este tipo comienza con una premisa indiscutible sobre nuestro pensamiento, experiencia o conocimientos, y luego razona una condición necesaria de fondo y no evidente de esta premisa. Normalmente, este razonamiento de una premisa indiscutible a una conclusión de fondo substantiva está destinado a ser a priori, en algún sentido, ya sea estricto (Smit 1999) o más relajado (Philip Kitcher 1981, Pereboom 1990). A menudo, pero no siempre, la conclusión de la argumentación se dirige contra el escepticismo de algún tipo.
Los objetivos de los argumentos trascendentales de Kant son el escepticismo acerca de la aplicabilidad de los conceptos no derivados de la experiencia con el mundo de la experiencia, y el escepticismo sobre la existencia de objetos externos a nosotros en el espacio. Muchos de los argumentos trascendentales de Kant más famosos se encuentran en la Crítica de la razón pura (1781, 1787), por ejemplo, la Deducción Trascendental de las Categorías, la Segunda Analogía, y la Refutación del Idealismo. Hay muchos otros, por ejemplo, en la Crítica de la razón práctica, la Crítica de la facultad de juzgar, y, en el Opus Posthumum (Förster, 1989).
Argumentos trascendentales kantianos contemporáneos.
A mediados del siglo XX se han desarrollado con vigor argumentos trascendentales contra el escepticismo acerca del mundo exterior inspirados en Kant, sobre todo por P.F. Strawson, famoso por sus reflexiones Kantianas en The Bounds of Sense (1966) . Estos argumentos son frecuentes reinterpretaciones de Kant, o al menos están inspirados por su Deducción Trascendental y su Refutación del Idealismo. Algunos parecen ser más ambiciosos incluso que el mismo Kant, en la medida en que tratan de refutar algunas variedades de escepticismo demostrando que existe un compromiso esencial de la posición escéptica de que la falsedad de esta posición es una condición necesaria (Nagel 1997: 60 y siguientes.).
El argumento trascendental más famoso de Strawson (1966: 97-104) se basa en la Deducción Trascendental, pero sin un compromiso explícito a la síntesis o cualquier otro aspecto de la psicología trascendental de Kant. Su objetivo es puramente una experiencia sensorial-dato, que no muestra objetos , concebidos como algo distinto de cualquier estado de consciencia de ellos, es decir, una experiencia Berkeleyana de objetos espaciales cuyo esse es percipi (1966: 98). El núcleo del argumento es el siguiente. Desde la premisa de que toda experiencia (humana) es tal que es posible que su objeto sea consciente de ella y pueda atribuírsela a sí misma, podemos inferir que en cada experiencia el sujeto debe ser capaz de distinguir un componente recognicional no totalmente absorbido por, y, por tanto distinto, del tema reconocido (1966: 100). De esto podemos inferir que el sujeto debe conceptualizar sus experiencias de tal manera que contenga la base de una distinción entre el componente subjetivo - como el elemento de experiencia le parece al sujeto, y un componente objetivo - como el elemento que realmente es. Strawson especifica que "en conjunto," esto viene a ser "la distinción entre el orden subjetivo y la disposición de una serie de tales experiencias, por un lado, y el orden objetivo y la disposición de los elementos los cuales son las experiencias en el otro" (1966: 101).
La conceptualización de la experiencia como implicando un orden objetivo y la disposición de elementos corresponde a formular juicios de validez objetiva al respecto, lo que, a su vez, implica que la experiencia debe consistir en un estado regido por la conectividad de las representaciones (1966: 98). En resumen, de una premisa acerca de la autoconciencia, podemos inferir que el sujeto debe conceptualizar su experiencia a fin de ofrecer una distinción entre "la ruta de su experiencia subjetiva y el mundo objetivo a través del cual se trata de una ruta", donde la experiencia de el mundo objetivo consiste en una norma regida por el orden de las representaciones (1966: 105).
Términos empleados:
Trascendental: (Ger. transzendental) de la filosofía de Kant: Adjetivo aplicado a la condición de la experiencia o cualquier cosa relacionada con ella. Así, el conocimiento trascendental es posible, mientras que el conocimiento trascendente no lo es. En la dialéctica, sin embargo, el término trascendental se suele utilizar cuando uno esperaría el término trascendente.
Método trascendental: (En Kant) El análisis de las condiciones, (las formas a priori de la intuición, las categorías del entendimiento, los ideales de la razón) que hacen posible la experiencia humana y el conocimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Se agradece sólo aportes constructivos.
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.