Adam Smith |
Percy C. Acuña Vigil
1. Adam Smith (1723-1790), nació en Kircaldy, Escocia en 1723. Fue un escritor y filósofo de economía política que participó decisivamente en la evolución del pensamiento económico de Occidente. Su amistad con David Hume, tuvo gran influencia sobre sus teorías éticas y económicas. Estudió en Oxford, en el Balliol College. Al terminar sus estudios obtuvo un cargo de profesor ayudante de las cátedras de retórica y literatura, y en 1751 fue llamado por su Alma Mater, la Universidad de Glasgow, donde fue primera silla de lógica y catedrático de filosofía moral en 1752.[1]
2. Este notable pensador se preocupó en trabajar en la construcción de un nuevo modelo social comprensible, que inspirara confianza y que pudiera servir para mejorar la calidad de vida de la gente.
3. Estudió la estructura de la sociedad moderna en su totalidad, su marco legal, su moral, sus creencias, su modo de distribución del trabajo y su forma de intercambio.
4. Pensaba que el hombre es esencialmente un ser histórico y social y se propuso investigar y comprender el resultado de las relaciones sociales para poder construir bases firmes para su reforma.
5. Este filósofo ilustrado, que fue el fundador de la ciencia económica; escribió y publicó dos grandes obras: “La Teoría de los Sentimientos Morales” y “La Investigación acerca de la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones”; dejando como legado, sus Lecciones de Jurisprudencia.
6. Con The Wealth of Nations Adam Smith se considera como el expositor principal del pensamiento económico en el siglo XVIII. Referencias a la obra de Adam Smith se encuentran en los trabajos publicados por David Ricardo y Karl Marx en el siglo XIX, y por John Maynard Keynes y Milton Friedman en el siglo XX.
7. El rigor, la investigación histórica y la honestidad del pensamiento de Smith le permitieron ocupar un lugar destacado en el origen de un nuevo paradigma, de la economia, convirtiéndose sus obras en un clásico.
8. Hoy en día la reputación de Smith se basa en su explicación de cómo el propio interés racional en una economía de libre mercado conduce al bienestar económico. Puede sorprender a los que podrían descartar a Smith como un defensor del individualismo despiadado que su primera gran obra se centra en la ética y la caridad. De hecho, mientras ejercía cátedra en la Universidad de Glasgow, los temas de las conferencias de Smith, en orden de preferencia, fueron la teología natural, la ética, la jurisprudencia y la economía.
9. En la Teoría de los Sentimientos Morales, Smith escribió: "¿Cómo el hombre se puede suponer egoísta si evidentemente hay algunos principios en su naturaleza que lo interesan en la suerte de los demás y hacen que su felicidad sea necesaria para él aunque no derive nada de ella excepto el placer de verla". [2]
10. Al mismo tiempo, Smith tuvo una visión benigna del interés propio, negando que el amor propio "es un principio que no puede ser virtuoso en algún grado." [3] Smith sostenía que la vida iba a ser dura si nuestros "afectos", que, por la naturaleza misma de nuestro ser, con frecuencia deben influir en nuestra conducta, no deberían en ninguna ocasión parecer virtuosos, o merecer la estima y la recomendación de nadie.[4]
11. Adam Smith desarrolló un planteamiento filosófico-moral con el cual sentó las bases para la difusión de un modelo de pensamiento económico que años más tarde se llegaría a conocer en todo el mundo como: El Capitalismo. Al igual que los Fisiócratas, Smith tenía como centro el crecimiento económico, pero ampliado a la riqueza nacional (lo que hoy entenderíamos como el Producto Bruto Interno) [5].
12. En 1759 publicó su primer libro, The Theory of Moral Sentiments (La Teoría de los Sentimientos Morales), el cual le proporcionó fama y reputación inmediata. En este libro, Smith buscaba identificar los orígenes de los juicios morales, o la aprobación o desaprobación moral. Consideraba al hombre "una criatura egoísta que, no obstante, parecía formular juicios morales sobre la base de consideraciones que no eran egoístas. Esta paradoja se resuelve, según Smith, por medio de la facultad de la simpatía. Esto es, los juicios morales se formulan prescindiendo del egoísmo y poniéndose uno mismo en la situación de una tercera persona, el observador imparcial. Más que una noción egoísta se alcanza una noción benévola y simpática de la moralidad, la cual supera al egoísmo."
13. Adam Smith se concentró durante casi diez años a escribir su famoso libro An Inquiry Into the Nature and Causes of the Wealth of Nations (Una Investigación de la Naturaleza y las Causas de la Riqueza de las Naciones) mejor conocido como La Riqueza de las Naciones, el cual fue publicado en 1776.[5]
14. El libro abarcó, una teoría de la naturaleza humana y una teoría sobre la historia con una forma peculiar de teología natural y observaciones prácticas sobre la vida económica. El estudio abarcaba las áreas de la agricultura, la manufactura y el comercio.
15. Su filosofía económica central se basaba en que el intercambio de bienes y servicios estaba dado por el uso del dinero y no por la acumulación de oro y plata, y que la producción alcanzaba su máxima eficiencia con la división del trabajo. Su libro se centra fundamentalmente en la división del trabajo, el análisis y la asignación del precio, y por ultimo, la naturaleza del crecimiento económico.
15. Su filosofía económica central se basaba en que el intercambio de bienes y servicios estaba dado por el uso del dinero y no por la acumulación de oro y plata, y que la producción alcanzaba su máxima eficiencia con la división del trabajo. Su libro se centra fundamentalmente en la división del trabajo, el análisis y la asignación del precio, y por ultimo, la naturaleza del crecimiento económico.
16. En algunos planteamientos fue un visionario que se adelantó a su época, y es por ello que a Adam Smith se le considera el padre de la economía, ya que con la publicación de La Riqueza de las Naciones, se marca el comienzo de lo que los historiadores económicos llaman el "Periodo Clásico del Pensamiento Económico", y que termina con la muerte de John Stuart Mill en 1873. [6]
17. Para Smith, el punto más importante de la actividad económica era el interés individual. Sostenía que cuando todos tengan interés individual en alcanzar un mayor crecimiento y desarrollo, mayor será el bienestar público. Con esta aseveración, Smith despegó las dudas acerca del enriquecimiento por medio del mercantilismo, ya que hasta la edad media enriquecerse era motivo de dudas y desconfianza, hechos estos sostenidos hasta en las sagradas escrituras. Este concepto está considerado uno de los mayores aportes a la ciencia económica y al desarrollo de muchos países.
18. En uno de sus pasajes señala: "No hemos de esperar que nuestra comida provenga de la benevolencia del carnicero, ni del cervecero, ni del panadero, sino de su propio interés. No apelamos a su humanitarismo, sino a su amor propio."
19. En La Riqueza de las Naciones, Smith precisa que ni el oro ni la plata constituyen la riqueza de un país. Es "el trabajo anual de cada nación la fuente original que le proporciona la satisfacción de las necesidades y comodidades de la vida." La riqueza está en función de "la preparación, la destreza y el juicio que se despliegan en la aplicación general del trabajo de la nación, y en segundo lugar, de la proporción entre el numero de las personas empleadas en un trabajo útil, y el de las que no lo están."
20. Uno de los aportes más señalados de la obra de Adam Smith, es su explicación sobre las bondades de la división del trabajo en las fábricas. "La división del trabajo brota de la propensión de la naturaleza humana al cambio, por lo que cada individuo debe disponer de un excedente por encima de sus inmediatas necesidades, para poderlos intercambiar".
21. Smith plantea los beneficios del uso divisional de la mano de obra, lo que luego se llamaría "la especialización del trabajo", principios sobre los que descansa la Teoría de los Mercados. En estos planteamientos fue un gran visionario, si tomamos en cuenta que él no conoció la Revolución Industrial, ya que esta empezaría en los finales del siglo XVIII, unos años después de la muerte de Smith en 1790.
22. Smith abarca en su obra el concepto del precio, siendo el primero que estableció que el dinero es la medida más común del valor, y de que el valor del dinero cambia con el tiempo. Y enfocó el concepto del precio real y el precio nominal.
23. La Teoría del Valor fue el concepto que Adam Smith desarrolló para indicar la importancia del crecimiento económico, la cual en su opinión, descansaba en los fundamentos de la microeconomía.
24. Fue un defensor a ultranza de la libre empresa y de la no intervención del Estado en la economía, y la sinterizó en su archifamosa frase del "laissez faire, laissez passer" (dejad hacer, dejad pasar), que significa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral, y mínima intervención de los gobiernos. Esta frase lo marcó para toda la vida, y se convirtió en el tambor del desarrollo del capitalismo y sus defensores.
25. Abogó por un sistema tributario que fuere de percepción segura, conveniente y económica en su evaluación y recaudación. Pero también fue un enemigo acérrimo del monopolio, de los privilegios y de los comerciantes especuladores. al respecto señala: "el individuo en este caso, como en tanto otros, es guiado por una mano invisible para la consecución de un fin que no entraba en sus intenciones... Jamás he sabido que hagan mucho bien aquellos que simulan el propósito de comerciar por el bien común."
26. En otro pasaje visionario sentencia que, "las personas de un mismo ramo rara vez llegan a reunirse, aunque sólo sea con fines de jolgorio y diversión, sin que la conversación termine en una conspiración contra el público, o en alguna maquinación para elevar los precios. Es imposible impedir tales reuniones mediante cualquier ley aplicable, o compatible con la libertad y la justicia."
27. Un siglo después, este pasaje fue el fundamento para que en los Estados Unidos se pusiera en práctica lo que a Smith le parecía imposible, una ley que condenara estas reuniones criminales en contra del bienestar del pueblo. La Ley Sherman y otras posteriores que prohibirían que los integrantes de un mismo ramo, aun habiéndose reunido con fines de juerga y diversión, se pusieran a hablar y mucho menos ponerse de acuerdo sobre precios.
28. Smith también incluye una digresión sobre la educación en la Edad Media y sobre materias religiosas. Como se podrá apreciar, el libro es visionario, profundo, imponente y grandioso. Adam Smith murió en 1790 en Edimburgo, su casa y su tumba todavía están allí, en Canongate.
29. La Riqueza de las Naciones es el Manifiesto del Capitalismo. Es el libro de economía más citado en el mundo.[7]
Referencias bibliográficas
EL HOMO ECONOMICUS NEOLIBERAL Y EL CIUDADANO DE ADAM SMITH
El neoliberalismo se impone en el mundo con el ascenso al poder de Margaret Thatcher en Inglaterra (1979) y de Ronald Reagan en Estados Unidos (1981). Fue el inicio de la globalización, de una nueva forma de mesianismo ideológico, fundado en la idea del homo economicus que actúa racionalmente guiado por su propio interés individual y que sabe lo que quiere. Este mesianismo tiene sus antecedentes doctrinarios en Camino de servidumbre de Hayek (1944) –justo el mismo año en el que se publica La Gran Transformación de Polanyi que es, entre otras cosas, una crítica al capitalismo desregulado— donde se sostiene que el desarrollo de la civilización fue posible por el sometimiento del hombre a las fuerzas impersonales del mercado.
Aboga por las libertades individuales para que los protagonistas de la vida económica –el homo economicus—, actuando en un sistema de libre mercado, logre el supuesto bienestar general de la sociedad. Como dice Todorov –en Experiencia Totalitaria, 2009—, el neoliberalismo «coloca la soberanía de las fuerzas económicas, encarnadas en la voluntad de los individuos, por encima de la soberanía política, sea cual sea su naturaleza. Al hacerlo, contraviene --paradójicamente— el principio fundador del pensamiento liberal que es que un poder limite otro».
Smith, por su parte, concibe al individuo, a la persona, como un ser social --como un ser preparado por naturaleza para vivir en sociedad-- y al mercado como institución social. En su Teoría de los sentimientos morales (1759) sostiene que la simpatía (sympathy), es decir, el proceso de ponerse en el lugar del otro y asumir su situación, es una característica de los individuos que viven en una sociedad donde la vida social es civilizada (en una sociedad civil de ciudadanos). La simpatía no excluye el amor propio (self love), pues este es compatible con la preocupación por los demás. Lo que no puede existir en la sociedad civil es el egoísmo (selfishness) porque es incompatible con la simpatía.
La concepción de Justicia (en la sociedad civil), es no lesionar al prójimo. No es una concepción de amparo que lleva al fortalecimiento del poder del Estado con la excusa de proteger a los más débiles. Esta concepción de Justicia está en la base de la explicación del desarrollo económico y social que Smith hace en su libro más conocido Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776). No es sobre la libertad del homo economicus de la que nos habla Adam Smith. Para él, la libertad, el autogobierno y la condición de ciudadanía, es evidente, es visible, únicamente cuando los individuos son concebidos dentro de un contexto de relaciones e instituciones sociales. Esta es una visión republicana –como señala David Casassas en Ciudad en Llamas, La vigencia del republicanismo comercial de Adam Smith (2010).
EL MERCADO COMO INSTITUCIÓN SOCIAL
La prédica de M. Friedman sobre la libertad de los mercados también contribuyó a la imposición del neoliberalismo en el mundo. Él no explicó cómo se crean los mercados, ni diferenció el mercado de crédito del mercado de bienes, pero apoyándose en la frase «la mano invisible del mercado» de Smith, preconizó su desregulación y la ausencia de intervención del Estado en la economía. El resultado de las políticas aplicadas sobre la base de este discurso «libertario» fue la acentuación de la desigualdad distributiva, porque propició la desconexión de la evolución de los salarios reales del comportamiento de la productividad.
Para Smith los individuos pueden actuar libremente en el mercado «en tanto no violen las leyes de la justicia». Ahora bien, como la libertad del individuo no es exógena a la vida social, «se alcanza y se mantiene por medios políticos, en el seno de la vida social». En este sentido la sociedad civil es concebida como una asociación de individuos libres e iguales (iguales en el sentido de ser igualmente libres, como enfatiza Casassas) en una comunidad «cuyos miembros de pleno derecho disfrutan, sin excepción, de independencia material, es decir, están libres de dominación». Por su parte, como el mercado también es una institución social, puede estar bloqueado por grupos de presión, políticos y económicos, que impiden el ejercicio de la libertad individual. Por lo tanto, el mercado puede ser diseñado políticamente en tal forma que sea compatible con la existencia de individuos libres e iguales. La mano invisible es, entonces una construcción social y política porque «actúa», se hace realidad, en una sociedad sin dominación social.
A MODO DE CONCLUSIÓN
El neoliberalismo es la negación de la libertad republicana de Smith. Facilita la concentración del poder, económico y político, al hacer posible, con la desregulación, la pérdida de capacidad de negociación de los trabajadores. Los defensores del neoliberalismo deberían leer lo que dijo el neoclásico John Bates Clark: «La disciplina del hambre descalifica al trabajador para hacer una negociación exitosa, y si el empleador está en total libertad de contratar a estos trabajadores que, bajo tal presión, individualmente se ofrecen a trabajar, el empleador puede conseguirlo por muy poco» (Clark, 1913). Paradójicamente M. Friedman recibió la medalla J. B. Clark en 1951.
Mausoleo de Adam Smith |
[[1]]Robert B. Ekelund, Robert Hébert. Adam Smith. La Riqueza de las Naciones, Historia de la Teoría Económica. New York: McGraw-Hill, 1997
[[2]] Smith 1759, part I, section I, chap. I, para. 1; available online at: http://oll.libertyfund.org/192/39008/908774.
[[3]] Ibid., part VII, section II, chap. iii, para. 12; available online at: http://oll.libertyfund.org/192/39125/909478
[[4]] Ibid., part VII, section II, chap. iii, para. 18; available online at: http://oll.libertyfund.org/192/39125/909484
[[5]] La primera escuela de pensamiento económico fueron los seguidores de los Fisiócratas, pero estos solamente consideraban a los productores de la tierra como los únicos que podían provocar el crecimiento económico y por tanto, las riquezas y el bienestar de los pueblos.
[[6]] Smith se inspiró en esencia en las ideas de François Quesnay y Anne Robert Jacques Turgot para construir su propia teoría, que establecería diferencias respecto a la de estos autores.
Francois Quesnay
Las publicaciones en las que Quesnay expuso su sistema fueron: dos artículos, sobre "Fermiers" (granjeros) y sobre "Grains" (granos) en la L'Encyclopédie de Diderot y D'Alembert (1756, 1757); un tratado sobre las leyes naturales en la Physiocratie de Dupont de Nemours (1768); Maximes générales de gouvernement economique d'un royaume agricole (máximas generales del gobierno económico de un reino agrícola)(1767) y la, publicada simultáneamente, Tableau économique avec son explication, ou extrait des économies royales de Sully (con el famoso lema Pauvres paysans, pauvre royaume; pauvre royaume, pauvre roi: campesinos pobres, reino pobre; reino pobre, rey pobre)); Dialogue sur le commerce et les travaux des artisans, y otras piezas menores.
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Anne Robert Jacques Turgot(1727 - 1781)Junto a Quesnay, el fisiócrata mejor recordado hoy día es Anne Robert Jacques Turgot que tras ocupar altos puestos gubernamentales en Francia fue, entre 1774 y 1776, uno de los últimos ministros del ancien régime. La fisiocracia era una escuela de pensamiento económico del siglo XVIII fundada por François Quesnay, Anne Robert Jacques Turgot y Pierre Samuel du Pont de Nemours en Francia. Afirmaba la existencia de una ley natural por la cual el buen funcionamiento del sistema económico estaría asegurado sin la intervención del gobierno. Su doctrina queda resumida en la expresión laissez faire. |
[7] En esta época de excesiva especialización, no puede dejar de impresionar la amplitud y profundidad de la erudición de Smith, fiel y genuino representante del espíritu de la Ilustración Escocesa. Se le recuerda principalmente por sus contribuciones a la ciencia económica, y su fama siempre se basará mayormente en su obra maestra, La Riqueza de las Naciones. Su obra escrita en inglés en el siglo XVIII, ahora pertenece al mundo y a todos los tiempos. Smith separó definitivamente la economía del restrictivo marco de referencia mercantilista, que negaba los beneficios del libre comercio entre las naciones, e hizo de ella el estudio del orden social espontáneo que surge de los intercambios voluntarios entre individuos que producen beneficios para todas las partes involucradas. En tanto sobreviva en este mundo el amor por la libertad, los hombres libres seguirán inspirándose en Adam Smith, autor de La Riqueza de las Naciones.
EL HOMO ECONOMICUS NEOLIBERAL Y EL CIUDADANO DE ADAM SMITH
El neoliberalismo se impone en el mundo con el ascenso al poder de Margaret Thatcher en Inglaterra (1979) y de Ronald Reagan en Estados Unidos (1981). Fue el inicio de la globalización, de una nueva forma de mesianismo ideológico, fundado en la idea del homo economicus que actúa racionalmente guiado por su propio interés individual y que sabe lo que quiere. Este mesianismo tiene sus antecedentes doctrinarios en Camino de servidumbre de Hayek (1944) –justo el mismo año en el que se publica La Gran Transformación de Polanyi que es, entre otras cosas, una crítica al capitalismo desregulado— donde se sostiene que el desarrollo de la civilización fue posible por el sometimiento del hombre a las fuerzas impersonales del mercado.
Aboga por las libertades individuales para que los protagonistas de la vida económica –el homo economicus—, actuando en un sistema de libre mercado, logre el supuesto bienestar general de la sociedad. Como dice Todorov –en Experiencia Totalitaria, 2009—, el neoliberalismo «coloca la soberanía de las fuerzas económicas, encarnadas en la voluntad de los individuos, por encima de la soberanía política, sea cual sea su naturaleza. Al hacerlo, contraviene --paradójicamente— el principio fundador del pensamiento liberal que es que un poder limite otro».
Smith, por su parte, concibe al individuo, a la persona, como un ser social --como un ser preparado por naturaleza para vivir en sociedad-- y al mercado como institución social. En su Teoría de los sentimientos morales (1759) sostiene que la simpatía (sympathy), es decir, el proceso de ponerse en el lugar del otro y asumir su situación, es una característica de los individuos que viven en una sociedad donde la vida social es civilizada (en una sociedad civil de ciudadanos). La simpatía no excluye el amor propio (self love), pues este es compatible con la preocupación por los demás. Lo que no puede existir en la sociedad civil es el egoísmo (selfishness) porque es incompatible con la simpatía.
La concepción de Justicia (en la sociedad civil), es no lesionar al prójimo. No es una concepción de amparo que lleva al fortalecimiento del poder del Estado con la excusa de proteger a los más débiles. Esta concepción de Justicia está en la base de la explicación del desarrollo económico y social que Smith hace en su libro más conocido Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (1776). No es sobre la libertad del homo economicus de la que nos habla Adam Smith. Para él, la libertad, el autogobierno y la condición de ciudadanía, es evidente, es visible, únicamente cuando los individuos son concebidos dentro de un contexto de relaciones e instituciones sociales. Esta es una visión republicana –como señala David Casassas en Ciudad en Llamas, La vigencia del republicanismo comercial de Adam Smith (2010).
EL MERCADO COMO INSTITUCIÓN SOCIAL
La prédica de M. Friedman sobre la libertad de los mercados también contribuyó a la imposición del neoliberalismo en el mundo. Él no explicó cómo se crean los mercados, ni diferenció el mercado de crédito del mercado de bienes, pero apoyándose en la frase «la mano invisible del mercado» de Smith, preconizó su desregulación y la ausencia de intervención del Estado en la economía. El resultado de las políticas aplicadas sobre la base de este discurso «libertario» fue la acentuación de la desigualdad distributiva, porque propició la desconexión de la evolución de los salarios reales del comportamiento de la productividad.
Para Smith los individuos pueden actuar libremente en el mercado «en tanto no violen las leyes de la justicia». Ahora bien, como la libertad del individuo no es exógena a la vida social, «se alcanza y se mantiene por medios políticos, en el seno de la vida social». En este sentido la sociedad civil es concebida como una asociación de individuos libres e iguales (iguales en el sentido de ser igualmente libres, como enfatiza Casassas) en una comunidad «cuyos miembros de pleno derecho disfrutan, sin excepción, de independencia material, es decir, están libres de dominación». Por su parte, como el mercado también es una institución social, puede estar bloqueado por grupos de presión, políticos y económicos, que impiden el ejercicio de la libertad individual. Por lo tanto, el mercado puede ser diseñado políticamente en tal forma que sea compatible con la existencia de individuos libres e iguales. La mano invisible es, entonces una construcción social y política porque «actúa», se hace realidad, en una sociedad sin dominación social.
A MODO DE CONCLUSIÓN
El neoliberalismo es la negación de la libertad republicana de Smith. Facilita la concentración del poder, económico y político, al hacer posible, con la desregulación, la pérdida de capacidad de negociación de los trabajadores. Los defensores del neoliberalismo deberían leer lo que dijo el neoclásico John Bates Clark: «La disciplina del hambre descalifica al trabajador para hacer una negociación exitosa, y si el empleador está en total libertad de contratar a estos trabajadores que, bajo tal presión, individualmente se ofrecen a trabajar, el empleador puede conseguirlo por muy poco» (Clark, 1913). Paradójicamente M. Friedman recibió la medalla J. B. Clark en 1951.
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