He encontrado conveniente hacer una referencia al periodo místico teosófico de los primeros siglos de la era cristiana, en donde ya era amplia la corrupción y venalidad del imperio romano, y en donde la filosofía se centraba en la religión y empleaba la mística intuición intelectual, como introducción a la patrística y al desarrollo del pensamiento en la edad media.
En esta revisión me refiero al libro de Kurt Flasch y Udo Reinhold Jeck: Das Licht der Vernunft, die Anfänge der Aufklärung im Mittelalter [1], con la finalidad de destacar algunos conceptos que son fundamentales en la interpretación de la obra de Maimonides, Averroes, y de Tomas de Aquino. Este libro es útil referencia para evitar juzgar la época medieval como contraste estilístico y conocer sus raíces.
Considero que la filosofía medieval o por lo menos el racionalismo de los teólogos durante la edad media contiene un elemento que ha sido desleal a sus propias raíces en Aristóteles y en otros pensadores griegos.
El artículo lo voy a presentar en cuatro partes. Las otras partes tratan las implicancias de los siguientes puntos: La filosofía patrística, Los concilios de Nicena y de Constantinopla, La escolástica.
Tabla de contenido
EL PERIODO MÍSTICO TEOSÓFICO. El Filonismo
El Maniqueísmo
El Neo platonismo.
Las preguntas de fondo que caracterizan el recorrido de la existencia humana: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo y a dónde voy? ¿Por qué existe el mal? ¿Qué hay después de esta vida? han sido planteadas en diferentes lugares con culturas diferentes. Son preguntas que tienen su origen común en la necesidad de sentido que desde siempre acucia al hombre: de la respuesta que se dé a tales preguntas, en efecto, depende la orientación que se dé a la existencia.
Las Escrituras nos presentan con sorprendente claridad el vínculo tan profundo que hay entre el conocimiento de fe y el de la razón. Lo atestiguan sobre todo los Libros sapienciales [2]. Lo que destaca en la lectura de estas páginas de la Escritura, es el hecho de que en estos textos se contenga no solamente la fe de Israel, sino también la riqueza de civilizaciones y culturas ya desaparecidas.
Egipto y Mesopotamia hacen oír de nuevo su voz y algunos rasgos comunes de las culturas del antiguo Oriente reviven en estas páginas ricas de intuiciones muy profundas. No es casual que, en el momento en el que el autor quiere describir al hombre sabio, lo presente como el que ama y busca la verdad
Los filósofos, a lo largo de los siglos, han tratado de descubrir y expresar una verdad reconocida como definitiva, que dé una certeza no sometida ya a la duda, dando vida a un sistema o una escuela de pensamiento. Más allá de los sistemas filosóficos, sin embargo, hay otras expresiones en las cuales el hombre busca dar forma a una propia «filosofía». Se trata de convicciones en las cuales se confía en la autoridad de un maestro. En cada una de estas manifestaciones lo que permanece es el deseo de alcanzar la certeza de la verdad y de su valor absoluto.
Según el testimonio de los Hechos de los Apóstoles , el anuncio cristiano tuvo que confrontarse desde el inicio con las corrientes filosóficas de la época, en este sentido uno de los mayores esfuerzos realizados por los filósofos del pensamiento clásico fue purificar de formas mitológicas la concepción que los hombres tenían de Dios. Los intentos del hombre por comprender el origen de los dioses y, en ellos, del universo encontraron su primera expresión en la poesía. Las teogonías permanecen hasta hoy como el primer testimonio de esta búsqueda del hombre.
Mostrar el vínculo entre la razón y la religión fue esta tarea inicial de la filosofía. Dirigiendo la mirada hacia los principios universales, no se contento con los mitos antiguos, sino que quiso dar fundamento racional a su creencia en la divinidad. Se inició así un camino que, abandonando las tradiciones antiguas particulares, se abrió a un proceso de acuerdo a las exigencias de la razón universal.
El objetivo que dicho proceso buscaba era la conciencia crítica de aquello en lo que se creía. El concepto de la divinidad fue el primero que se benefició de este camino. Las supersticiones fueron reconocidas como tales y la religión se purificó, al menos en parte, mediante el análisis racional. Sobre esta base la religión comenzó un diálogo fecundo con los filósofos antiguos.
Las Escrituras nos presentan con sorprendente claridad el vínculo tan profundo que hay entre el conocimiento de fe y el de la razón. Lo atestiguan sobre todo los Libros sapienciales [2]. Lo que destaca en la lectura de estas páginas de la Escritura, es el hecho de que en estos textos se contenga no solamente la fe de Israel, sino también la riqueza de civilizaciones y culturas ya desaparecidas.
Egipto y Mesopotamia hacen oír de nuevo su voz y algunos rasgos comunes de las culturas del antiguo Oriente reviven en estas páginas ricas de intuiciones muy profundas. No es casual que, en el momento en el que el autor quiere describir al hombre sabio, lo presente como el que ama y busca la verdad
Los filósofos, a lo largo de los siglos, han tratado de descubrir y expresar una verdad reconocida como definitiva, que dé una certeza no sometida ya a la duda, dando vida a un sistema o una escuela de pensamiento. Más allá de los sistemas filosóficos, sin embargo, hay otras expresiones en las cuales el hombre busca dar forma a una propia «filosofía». Se trata de convicciones en las cuales se confía en la autoridad de un maestro. En cada una de estas manifestaciones lo que permanece es el deseo de alcanzar la certeza de la verdad y de su valor absoluto.
Según el testimonio de los Hechos de los Apóstoles , el anuncio cristiano tuvo que confrontarse desde el inicio con las corrientes filosóficas de la época, en este sentido uno de los mayores esfuerzos realizados por los filósofos del pensamiento clásico fue purificar de formas mitológicas la concepción que los hombres tenían de Dios. Los intentos del hombre por comprender el origen de los dioses y, en ellos, del universo encontraron su primera expresión en la poesía. Las teogonías permanecen hasta hoy como el primer testimonio de esta búsqueda del hombre.
Mostrar el vínculo entre la razón y la religión fue esta tarea inicial de la filosofía. Dirigiendo la mirada hacia los principios universales, no se contento con los mitos antiguos, sino que quiso dar fundamento racional a su creencia en la divinidad. Se inició así un camino que, abandonando las tradiciones antiguas particulares, se abrió a un proceso de acuerdo a las exigencias de la razón universal.
El objetivo que dicho proceso buscaba era la conciencia crítica de aquello en lo que se creía. El concepto de la divinidad fue el primero que se benefició de este camino. Las supersticiones fueron reconocidas como tales y la religión se purificó, al menos en parte, mediante el análisis racional. Sobre esta base la religión comenzó un diálogo fecundo con los filósofos antiguos.
El Filonismo
Filón de Alejandría
Filón nace a mediados del siglo 1 a.C; cuando Augusto consolidaba el Imperio romano. En su centro cultural, Alejandría, Filón, es el filósofo, exégeta y maestro en su comunidad judía. Es testigo de la convivencia del judaísmo de lengua griega con una sociedad helenizada que en Egipto parecía acercarse al ideal de la pax romana. Pero también es el principal informante sobre el primer pogrom [3] contra su comunidad en el año 38.
Sus escritos constituyen la más importante expresión del judaísmo de lengua griega que culmino con la destrucción del Templo de Jerusalén. Aparte de su carácter ecléctico, la Filosofía de Filón es esencialmente teosófica, no ya sólo en cuanto al fondo, sino hasta por parte del método y procedimiento. La teodicea preside todas las demás partes de la Filosofía filónica, y sirve de norma para la solución de los problemas psicológicos, morales y cosmológicos.
Mientras que la Filosofía griega marcha generalmente desde el mundo a Dios, se eleva a la concepción divina por medio del estudio y observación de la naturaleza, de la reflexión y de deducciones lógicas, Filón marcha desde Dios al mundo y al hombre; toma la religión como causa y premisa de la Filosofía, y sólo piensa en resolver los problemas de la ciencia en armonía con la idea divina preconcebida a priori.
Es evidente, por otro lado, que el elemento platónico es el que predomina en la Filosofía de Filón, no obstante que emplea fuentes de la Filosofía griega para sustentar su concepción filosófico-bíblica [4].
Filón nace a mediados del siglo 1 a.C; cuando Augusto consolidaba el Imperio romano. En su centro cultural, Alejandría, Filón, es el filósofo, exégeta y maestro en su comunidad judía. Es testigo de la convivencia del judaísmo de lengua griega con una sociedad helenizada que en Egipto parecía acercarse al ideal de la pax romana. Pero también es el principal informante sobre el primer pogrom [3] contra su comunidad en el año 38.
Sus escritos constituyen la más importante expresión del judaísmo de lengua griega que culmino con la destrucción del Templo de Jerusalén. Aparte de su carácter ecléctico, la Filosofía de Filón es esencialmente teosófica, no ya sólo en cuanto al fondo, sino hasta por parte del método y procedimiento. La teodicea preside todas las demás partes de la Filosofía filónica, y sirve de norma para la solución de los problemas psicológicos, morales y cosmológicos.
Mientras que la Filosofía griega marcha generalmente desde el mundo a Dios, se eleva a la concepción divina por medio del estudio y observación de la naturaleza, de la reflexión y de deducciones lógicas, Filón marcha desde Dios al mundo y al hombre; toma la religión como causa y premisa de la Filosofía, y sólo piensa en resolver los problemas de la ciencia en armonía con la idea divina preconcebida a priori.
Es evidente, por otro lado, que el elemento platónico es el que predomina en la Filosofía de Filón, no obstante que emplea fuentes de la Filosofía griega para sustentar su concepción filosófico-bíblica [4].
El Maniqueísmo
Esta doctrina religiosa de una secta de la cristiandad que se extendió desde Persia a Occidente y fue muy influyente durante el 3 º y 7 º siglo, fue instituida por Maniqueo (215 d.C.), nacido en Babilonia, quién después de convertirse al cristianismo trató de sintetizarlo con el dualismo de Zoroastro. El Maniqueismo está clasificado como una forma de dualismo religioso [5], que se basa en la existencia de dos principios eternos, absolutos y contrarios, el bien y el mal.
El Neo platonismo.
El Neoplatonismo es un término moderno para designar el período de la filosofía platónica que se inicia con las obras de Plotino y termina con el cierre de la Academia platónica por el emperador Justiniano en el 529 dC. Este tipo de platonismo, a menudo se describe como "místico" o religioso y se ha desarrollado fuera de la corriente principal del platonismo académico.
El origen doctrinal, que dio ocasión y origen a la escuela neoplatónica por parte de su fundador, fue la conciliación entre la doctrina de Platón y la de Aristóteles [6].
Entre los platónicos eclécticos, que son considerados como los precursores de la Escuela Neoplatónica, los más importantes son Plutarco, Máximo, Apuleyo, Enesidemo y Numenio. El último mencionado, vivió hacia el fin del siglo segundo dC., y tuvo una influencia directa e inmediata sobre Plotino [7], el primer neoplatónico sistemático, cuya obra esta caracterizada por el predominio del elemento filosófico sobre el teosófico
El origen del neoplatonismo se remonta al sincretismo helenístico y dio lugar a los movimientos como el gnosticismo y la tradición hermética. Un factor importante en este sincretismo y que tuvo influencia en el desarrollo del pensamiento platónico, fue la introducción de las Escrituras judías en los círculos intelectuales griegos vía la traducción del texto conocido como la Septuaginta [8].
Como sistema de filosofía idealista y espiritualista tendiente al misticismo floreció en el mundo pagano de Grecia y Roma durante los primeros siglos de la era cristiana. Es el último intento del pensamiento griego por rehabilitarse a sí mismo y restablecer su vitalidad mediante el recurso a las ideas religiosas orientales, sin embargo entró a servicio del politeísmo pagano y fue usado como arma contra el cristianismo.
Mientras que los doctores judíos y los gnósticos, tomaban de la Filosofía las nociones propias para comentar los dogmas religiosos, filósofos procedentes de la escuela de Platón conocían las tradiciones del Asia y del Egipto y obtenían ideas y puntos de vista con cuyo auxilio esperaban arrojar nueva luz sobre las doctrinas de la Academia; y así como los primeros, se subordinaban al interés de sus antiguas tradiciones, y sólo concedían una parte secundaria a las especulaciones racionales, los segundos, por el contrario, ocupados esencialmente en estas especulaciones, sólo recurrían a las tradiciones mitológicas para completar su sistema filosófico. Los puntos de vista eran opuestos, si bien las direcciones tendían a encontrarse y reunirse.
Esto es lo que constituye el carácter peculiar del neoplatonismo comparado con las demás escuelas de este periodo filosófico. Pero además del carácter señalado, el neoplatonismo se distingue también de las demás escuelas por el predominio e importancia que en él desempeña el elemento platónico con relación a las demás grandes escuelas helénicas.
Platón había distinguido dos mundos, el mundo inteligible, y aquel mundo sensible, construido a imitación de aquellas. Por encima de estas últimas ideas colocó la idea de Bien, como realidad suprema y principio primero. Además de estos dos mundos, Platón había introducido asimismo en su sistema el demiurgo, que consistía en el dios que construye el mundo sensible tomando como modelo las ideas.
Tanto los platónicos como luego los neoplatónicos insistían mucho en la trascendencia del principio supremo situado más allá de toda realidad. Y es que, el abismo existente únicamente entre este mismo principio supremo y el mundo sensible, se salva tejiendo un puente de realidades intermedias, cada vez más próximas al mundo sensible, y alejadas de ese principio determinado. Esto cumple con el principio de plenitud característico de la navaja de Ockam.
El origen doctrinal, que dio ocasión y origen a la escuela neoplatónica por parte de su fundador, fue la conciliación entre la doctrina de Platón y la de Aristóteles [6].
Aristóteles
El origen del neoplatonismo se remonta al sincretismo helenístico y dio lugar a los movimientos como el gnosticismo y la tradición hermética. Un factor importante en este sincretismo y que tuvo influencia en el desarrollo del pensamiento platónico, fue la introducción de las Escrituras judías en los círculos intelectuales griegos vía la traducción del texto conocido como la Septuaginta [8].
Como sistema de filosofía idealista y espiritualista tendiente al misticismo floreció en el mundo pagano de Grecia y Roma durante los primeros siglos de la era cristiana. Es el último intento del pensamiento griego por rehabilitarse a sí mismo y restablecer su vitalidad mediante el recurso a las ideas religiosas orientales, sin embargo entró a servicio del politeísmo pagano y fue usado como arma contra el cristianismo.
Mientras que los doctores judíos y los gnósticos, tomaban de la Filosofía las nociones propias para comentar los dogmas religiosos, filósofos procedentes de la escuela de Platón conocían las tradiciones del Asia y del Egipto y obtenían ideas y puntos de vista con cuyo auxilio esperaban arrojar nueva luz sobre las doctrinas de la Academia; y así como los primeros, se subordinaban al interés de sus antiguas tradiciones, y sólo concedían una parte secundaria a las especulaciones racionales, los segundos, por el contrario, ocupados esencialmente en estas especulaciones, sólo recurrían a las tradiciones mitológicas para completar su sistema filosófico. Los puntos de vista eran opuestos, si bien las direcciones tendían a encontrarse y reunirse.
Esto es lo que constituye el carácter peculiar del neoplatonismo comparado con las demás escuelas de este periodo filosófico. Pero además del carácter señalado, el neoplatonismo se distingue también de las demás escuelas por el predominio e importancia que en él desempeña el elemento platónico con relación a las demás grandes escuelas helénicas.
Platón: El Banquete
Tanto los platónicos como luego los neoplatónicos insistían mucho en la trascendencia del principio supremo situado más allá de toda realidad. Y es que, el abismo existente únicamente entre este mismo principio supremo y el mundo sensible, se salva tejiendo un puente de realidades intermedias, cada vez más próximas al mundo sensible, y alejadas de ese principio determinado. Esto cumple con el principio de plenitud característico de la navaja de Ockam.
Coda
Hemos referido las improntas del Filonismo, del Maniqueismo y del Neoplatonismo para contextualizar este período místico teosófico. Diógenes Laercio hace remontar La Teosofía a una época anterior a la dinastía de los Ptolomeos y señala que la Teosofía es la arcaica Religión-Sabiduría, la doctrina esotérica a un tiempo familiar. En este período el misticismo psíquico y práctico corresponde al misticismo especulativo y cosmogónico en la Filosofía. El esoterismo, fue propagado por organizaciones iniciáticas, sociedades secretas que sintetizaban en teosofías sutiles corrientes de pensamiento de muy diverso origen.
Sin embargo la filosofía estaba fuertemente ligada a la filosofía cristiana, la cual estaba influenciada a sí misma por la clásica filosofía islámica y por la filosofía judeo-islámica en la Baja Edad Media, especialmente por los escritos de los filósofos musulmanes y judíos.
Referencias
[4] Martín, José Pablo (ed.). Filón de Alejandría. Obras completas, Editorial Trotta, Madrid, 2009, 358 págs.
[5] Rubio Bermejo, Fernando. El maniqueísmo: Estudio introductorio, Madrid, Editorial Trotta, 2008, 1ª edición.
[6] Zeferino González. Historia de la Filosofía (2ª ed.) Madrid 1886, tomo 1, páginas 480-484. Ediciones digitales del Proyecto Filosofía en español. 2002
[7] Plotino, nacido en Licópolis de Egipto, vivió del 205 al 270, fue el primer filósofo sistemático de la escuela.
[8] Septuaginta (70) es el nombre dado a la traducción griega de las Escrituras judías. La Septuaginta fue traducida entre el 300 al 200 a.C. Consultar la enciclopedia filosófica Stanford
Sin embargo la filosofía estaba fuertemente ligada a la filosofía cristiana, la cual estaba influenciada a sí misma por la clásica filosofía islámica y por la filosofía judeo-islámica en la Baja Edad Media, especialmente por los escritos de los filósofos musulmanes y judíos.
Referencias
[[1]] Kurt Flasch und Udo Reinhold Jeck. 1997. Das Licht der Vernunft, die Anfänge der Aufklärung im Mittelalter, Verlag C.H. Beck in München.
[[2]] Se llama Libros sapienciales o poéticos (en hebreo, junto con otros libros, כתובים, Ketuvim, "Escritos") a un grupo de libros bíblicos del Antiguo Testamento, atribuidos tradicionalmente a grandes autores de la historia literaria de Israel. Los Libros Sapienciales de la Biblia se ubican entre los Libros Históricos y los Profetas y son: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantar de los Cantares, Sabiduría y Eclesiástico. Fueron introducidos en Israel por el rey Salomón, pero se ha demostrado que ya existían desde mucho tiempo antes en todo el Oriente, y especialmente en el Antiguo Egipto.
[3] Pogrom es una palabra rusa que significa un ataque o disturbio. Las connotaciones históricas del término incluyen ataques violentos por las poblaciones locales contra judíos en el imperio ruso y por todo el mundo.
[3] Pogrom es una palabra rusa que significa un ataque o disturbio. Las connotaciones históricas del término incluyen ataques violentos por las poblaciones locales contra judíos en el imperio ruso y por todo el mundo.
[4] Martín, José Pablo (ed.). Filón de Alejandría. Obras completas, Editorial Trotta, Madrid, 2009, 358 págs.
[5] Rubio Bermejo, Fernando. El maniqueísmo: Estudio introductorio, Madrid, Editorial Trotta, 2008, 1ª edición.
[6] Zeferino González. Historia de la Filosofía (2ª ed.) Madrid 1886, tomo 1, páginas 480-484. Ediciones digitales del Proyecto Filosofía en español. 2002
[7] Plotino, nacido en Licópolis de Egipto, vivió del 205 al 270, fue el primer filósofo sistemático de la escuela.
[8] Septuaginta (70) es el nombre dado a la traducción griega de las Escrituras judías. La Septuaginta fue traducida entre el 300 al 200 a.C. Consultar la enciclopedia filosófica Stanford
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