18 de marzo de 2011

György Lukács:



Su principal escrito filosófico-político es Historia y conciencia de clase (1923), el cual tuvo cierta influencia en el pensamiento marxista. Se trata de una obra dogmática donde se deduce afirmaciones desde unos postulados afirmados con la voluntad de que la realidad se acomode a ellos. Los diversos temas son tratados con unos clichés que se aplican sistemáticamente a todo lo escrito.

Sus teorías estéticas, fundamentalmente sobre literatura, se basan en un concepto dialéctico del arte relacionado estrechamente con las contradicciones de la sociedad, pero en él son evidentes las graves contradicciones de la dialéctica materialista.

La interpretación humanista del marxismo que hace Lukács se plantea como reacción al determinismo económico. Intenta integrar las raíces subjetivas hegelianas superando las limitaciones del determinismo económico: Hegel, como pensador exponente del idealismo alemán, incorpora a la dialéctica la dimensión de la subjetividad. Criticó al stalinismo por subordinar la estrategia a la táctica y la teoría a la práctica e imponer el dominio de la burocracia. Esta interpretación es el desarrollo del humanismo ateo materialista.

La reificación y la conciencia de clase

Para el autor el concepto de mercancía es el problema estructural central de la sociedad capitalista. Según él una mercancía es una relación entre las personas que adoptan la naturaleza de una cosa, y desarrolla una forma objetiva. El fetichismo de la mercancía es el proceso por el que los actores otorgan a la mercancía y al mercado creado para ellas una existencia objetiva e individual en la sociedad capitalista. Amplía el concepto de fetichismo, que Marx asociaba a la economía, a toda la sociedad, incluyendo ámbitos como el derecho y el Estado. Habla de reificación o cosificación, en tanto el mismo humano se percibe como objeto y no como sujeto, obedeciendo a supuestas leyes que rigen el mercado.

Según Lukács conciencia de clase es el sistema de creencias compartidas por los que ocupan la misma posición de clase en la sociedad. La capacidad para desarrollar la conciencia de clase caracteriza sobre todo a la sociedades capitalistas (asumiendo que la base económica del capitalismo permite ver con más claridad esta situación), y más específicamente en el proletariado, asumiendo, sin sustento, que tiene la capacidad de ver la sociedad tal como es. También esto es ampliado al incorporar no sólo la posición económica objetiva, sino los pensamientos psicológicos reales de los hombres sobre sus vidas. Al autor le preocupaba la relación dialéctica entre las estructuras del capitalismo, pero además los sistemas de ideas, el pensamiento y la acción individual.

Sin embargo no obstante que la teoría de la reificación parte de defectos reales de la sociedad moderna, los interpreta según sus moldes marxistas deformándolos, produciendo una interpretación arbitraria.

Ontología del ser social: el trabajo
Sus últimos trabajos se centran en las relaciones entre necesidad y libertad. La mayoría los filósofos han construido sus sistemas sobre uno u otro de estos dos polos: o han negado la necesidad o han negado la libertad humana. Lukács intentó mostrar la interrelación ontológica entre ambas como elemento central de una teoría de la sociedad y su movimiento.

El concepto de trabajo fue el eje de su análisis, pues el trabajo no está biológicamente determinado, sino que implica la elección entre varias alternativas. La noción de alternativa es fundamental para la significación del trabajo humano no alienado. La determinación de una finalidad por parte del sujeto y la búsqueda de los medios necesarios para conseguir un fin, es el modelo de la opción entre alternativas que rigen el metabolismo de la sociedad y las relaciones interhumanas.

Estas afirmaciones son resultado de una gran simplificación de los hechos y de la historia, en la cual es evidente un antropocentrismo materialista radical. El trabajo responde a las incoherencias fundamentales del pensamiento marxista y consiste en una sucesión de afirmaciones dogmáticas inconexas. Las antinomias del marxismo son frecuentes y son evidentes a una inteligencia sana.

Valoración del concepto de falsa conciencia y de verdad trascendente
Su obra impuso una orientación de largo impacto a la reflexión sobre ideología. Consolida la figura de la ideología como falsa conciencia, la cual se convierte en una referencia canónica para el marxismo.

Según Lukács toda forma de conciencia social es ideología, este va a ser el discurso que representa a la realidad, una “parte del todo”, pero debemos entender que esta realidad será desde la perspectiva que cada individuo tenga, así la ideología como “el discurso de la realidad” será cierto, pero solo desde un punto superficial, en cual será calificado como una “ilusión”.

Para Lukács la ideología no va a ser solo una realidad superficial sino más bien esta va a ser creada por los intereses y necesidades que tenga la sociedad. La ideología responde a las formas particulares de la estructura de clases de un modo de producción determinado.

Su concepción presupone un umbral de verdad trascendente contra el cual se definen el límite y los contornos contrastantes de un conocimiento siempre precario, engendrado bajo determinadas condiciones y puntos de vista históricos.

Su obra tiene consistencia porque aborda unitariamente todos los problemas, pero los pretende interpretar exclusivamente en clave marxista, rechazando la religión, afirmando que toda ética es refugio de impotentes para dominar la realidad, negando el derecho natural y la propiedad privada, postulando la violencia como modo de actuar y basando su sustentento con el argumento de las condiciones económicas.

Geörgy Lukács publico en el año 1922, su Historia y conciencia de clase. Comparte con Max Weber, uno de los fundadores de la ciencia sociológica, la visión de la sociedad moderna como algo caracterizado por un proceso progresivo de racionalización, por un aumento constante de ámbitos de la vida en los que el ser humano no se orienta según valores comunes, sino solo según el interés propio.

La obra de Ernst Bloch con El principio de esperanza, su obra monumental realizada entre 1954-1959, y la “crítica liberadora” de Walter Benjamin trataron problemas semejantes de la sociedad moderna. La “teoría crítica” de la llamada Escuela de Fráncfort dirigida desde 1930 por el filósofo Max Horkheimer en su proyecto de una teoría social, también fue contemporánea, al igual que los trabajos de Theodor W. Adorno, quien se ocupa desde el principio de la idea de una “crítica de la razón instrumental”, en la Dialéctica de la ilustración de 1947.

Ambos conciben el proceso de racionalización de la sociedad moderna como despliegue de una racionalidad instrumental que no sólo somete técnicamente a la naturaleza externa, sino también a la naturaleza interna del ser humano. Tratan la falta de emancipación política, la desaparición de orientaciones morales presente ya en la socialización familiar y la alienación causada por los medios de masas que actúan coordinadamente para lograr que sea imposible para los seres humanos expresar sus necesidades verdaderas. Pero gracias a esto están psíquicamente en condiciones de funcionar como partes en el mecanismo anónimo de la economía capitalista.

La teoría crítica se impuso la tarea de desenmascarar mediante la crítica de la ideología esta falsa conciencia. Hoy en día, el continuador de la tradición de la Escuela de Fráncfort es Jürgen Habermas con su obra central de 1981, la Teoría de la acción comunicativa, y su concepto del  “mundo de la vida “.

LUKÁCS,  György. (2005). Ontología del ser social: Textos inéditos en castellano
Compiladores: Antonino Infranca y Miguel Vedda | Buenos Aires, Ediciones Herramienta, | 208 páginas
LUKÁCS, György. (1966). La peculiaridad de lo estético ("ESTETICA” Tomo I), Ediciones Grijalbo, S. A., Barcelona  México, D. F.
Título original: «Asthetik», I. Teil. Weigenart des ästhetischen. Traducción española de Manuel Sacristán.




REIFICACIÓN:
Georg Lukács en "Reificación y consciencia del proletariado", trato este concepto en su libro Historia y conciencia de clase. El concepto está también presente en los trabajos de pensadores de la Escuela de Frankfurt, particularmente en los trabajos de Theodor Adorno y Max Horkheimer, y de Herbert Marcuse. Otros autores relevantes han sido Gajo Petrović, Raya Dunayevskaya, Raymond Williams, Axel Honneth y (con mayor difusión en habla hispana) Slavoj Žižek y John Holloway.

En su "Diccionario del pensamiento marxista" Petrović define reificación como:
El acto (o resultado del acto) de transformar propiedades, relaciones y acciones humanas, en propiedades, relaciones y acciones de cosas producidas por el hombre, objetos que se han vuelto independientes (y que son imaginados como originalmente independientes) del hombre y gobiernan su propia existencia. También, la transformación de seres humanos en cosas que no se comportan en una forma humana sino de acuerdo a las leyes del mundo de las cosas. La reificación es un caso ‘especial’ de alienación, su forma más radical y extendida, característica de la sociedad capitalista moderna".

El intelectual John Zerzan, en su ensayo "Esas cosas que hacemos", la define en la siguiente manera:
Del latín “res”, o cosa, reificación significa, esencialmente, cosificación; un poco en el sentido en que Theodor Adorno, entre otros, afirmaba que la sociedad y la conciencia han sido casi completamente cosificadas. A través de este proceso, las prácticas y las relaciones humanas llegan a ser vistas como objetos externos. Lo que está vivo termina siendo tratado como una cosa inerte o abstracción. Se trata de un cambio de los acontecimientos que se experimenta como natural, normal, inmutable.

Consciencia de clase

Consciencia de clase:
Para el pensamiento marxista la explotación de la burguesía sobre el proletariado es un hecho y el poder entender esta situación como derivada de la lógica del antagonismo fundamental de clases es conciencia de clase. Su opuesto sería la alienación; la imposibilidad de ver la explotación capitalista en la propia vida cotidiana. Uno de los desarrollos teóricos más relevantes en este ámbito es el del filósofo húngaro Georgi Lukács en su libro Historia y conciencia de clase para el que era necesario el previo estudio del comportamiento de la sociedad.

La teoría de la conciencia de clase
Algunos autores destacan la distinción en la obra de Marx entre clase en sí y clase para sí. La primera refiere a la existencia de una clase como tal1 y la segunda a los individuos que conforman dicha clase en tanto consciente de su posición y situación histórica. Analizando la situación de Gran Bretaña en los años 1840, Marx señala:

"En principio, las condiciones económicas habían transformado la masa del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado en esta masa una situación común, intereses comunes. Así, esta masa viene a ser ya una clase frente al capital, pero todavía no para sí misma. En la lucha, de la cual hemos señalado algunas fases, esta masa se reúne, constituyéndose en clase para sí misma. Los intereses que defienden llegan a ser intereses de clase". Marx, Karl; Miseria de la Filosofía, pág. 257. Ed. Júcar).

A finales del siglo XIX se hablaba, por ejemplo en España, del "obrero consciente" o del "obrero organizado" para diferenciarlo del simple trabajador. Según el historiador Julio Aróstegui en aquel momento el calificativo de "consciente" se aplicaba al:2  obrero que, habiendo recibido la buena nueva de la lucha colectiva por la emancipación social, había reflexionado, percibido el significado profundamente injusto de su propia ubicación social y vital, el sentido preciso de su pertenencia a una "clase", ante lo cual había reaccionado tomando partido y asociándose para la lucha por una sociedad distinta. La imagen estaba relacionada, pues, con una "toma de conciencia", más o menos verbalizada e instrumentalizada. La toma de conciencia no podía desarrollarse sino en el seno de una progresiva percepción de las relaciones sociales que llevaba a percibir igualmente la pertenencia de clase como una realidad nueva.

A principios del siglo XX ocurrieron grandes discusiones en torno a la idea de la actuación política de una vanguardia consciente sobre la masa obrera. Lenin en "Qué hacer", 1902, sostuvo la idea de que los intelectuales tenían que desarrollar la conciencia política del proletariado debido al retraso de éstos en dicho campo. Sin embargo,15 años más tarde, en 1917, al proponer el paso de "todo el poder a los soviets de obreros, campesinos, soldados y marineros" adscribió un grado de conciencia superior a ese mismo proletariado, tal como para dirigir el camino al comunismo y demandar que los intelectuales se sometieran a la "disciplina proletaria".

Rosa Luxemburgo, desde Alemania, donde el desarrollo de las fuerzas productivas era bastante mayor que en Rusia, argumentó, en cierta forma, contra la preferencia en el papel de concientización de las masas a cargo del partido obrero. Esto se debe a que en Alemania la socialdemocracia y los partidos burocratizados frenaban, a su juicio, el avance del proletariado.

Gramsci apoyaría luego una posición no distante de la de Rosa Luxemburgo, pero tampoco lejana de la de Lenin, dado que reconocía las limitaciones del llamado "espontaneísmo" pero no le negaba valor, ni capacidad de fomentar la conciencia de clase.

A los eventos que suponían conductas contradictorias presentes en un porcentaje significativo de la población no-burguesa se les llamó contradicción de clase, cosa que fue posteriormente cuestionada por parte del marxismo que postulaba que la conciencia de clase podía contener en sí misma espacios de contradicción de clase debido a la manera totalizante en que opera el capitalismo sobre la sociedad.

Conciencia de clase en las sociedades contemporáneas
Las transformaciones sociales progresivas desde el siglo XX promovieron una complejidad extraordinaria en el entramado social, lo que afectó notoriamente la teoría temprana de conciencia de clase, hecho asumido tanto por el neomarxismo como por el posmarxismo; lo que llevó a autores tales como Nicos Poulantzas a postular que en sistemas capitalistas "maduros" existe una fragmentación del sistema de clases que los autores clásicos describen.

Las causa de esta fragmentación o multidimensionalidad es -según seguidores y revisores del pensamiento de Marx- la misma raíz histórica que la carencia de conciencia de clases original: la alienación producida por las estrategias de dominación capitalista.


  • Gurvitch, Georges, El concepto de clases sociales, Ed. Nueva Visión
  • Dahrendorf, Ralf, Las clases sociales y su conflicto en la sociedad industrial, Ed. Rialp
  • Althusser, Louis, La revolución teórica de Marx, Ed. Siglo XXI


Necesidad

Necesidad
Lukács en la Ontología del ser social identifica los elementos que caracterizan al proceso de trabajo y  profundiza su explicación para luego volver a la síntesis general del proceso y captar sus determinaciones y mediaciones generales, para concluir atribuyéndole el carácter de fundamento ontológico del ser social.

En este proceso explicativo Lukács desarrolla argumentos acerca de la necesidad de recuperar los fundamentos teórico-metodológicos marxianos, en la medida que éstos permiten captar las múltiples determinaciones del objeto, como así también, y por ello mismo, aproximarnos al ser social como un complejo histórico y concebido como una totalidad real. Esta postura aproximativa permite visualizar y afirmar la preeminencia ontológica del trabajo en la constitución del ser social. Al respecto Lukács afirma “solo el trabajo posee, de acuerdo con su esencia ontológica, un carácter expresamente transicional: es, según su esencia, una interrelación entre el hombre (sociedad) y la naturaleza y, por cierto, tanto con la inorgánica (herramientas, materia prima, objeto de trabajo, etc.) como con la orgánica” (Lukács, 2004: 58).

Infranca (2005) explica que para Lukács el hombre con el trabajo, en cuanto principio del hombre como individuo y como ser social, ha puesto en movimiento una serie causal que produjo el pasaje desde lo animal a lo humano. El ser social, autor del acto de trabajo, por ese mismo acto dio inicio a un proceso histórico que si bien ha negado su origen, conserva sus elementos fundamentales. Por ello, el hombre mediante el trabajo produjo la transformación de su animalidad en una nueva esencia, la humanidad.

Mediante el trabajo el ser social crea continuamente novedades objetivas y subjetivas; por eso condiciones reproductivas son completamente distintas de aquellas naturalmente existentes antes de iniciado el proceso. Como consecuencia, el trabajo se considera protoforma de la actividad humana y como modelo de toda práctica social, ya que sus productos, históricos y sociales, hasta entonces eran inexistentes (Costa, 2007)...

Infranca, A. 2005. Trabajo, individuo e historia. El concepto de trabajo en Lukács. Herramienta ediciones, Buenos Aires.
Lukács, G. 1981. Ontología del ser social. Capítulo: La reproducción. Traducción de Sergio Lessa. Disponible: http://www.sergiolessa.com [13/09/2010]
Lukács, G. 2004. Ontología del ser social: el trabajo. Herramienta ediciones, Buenos Aires.
Lukács, G. 2004b. “Los Fundamentos ontológicos del pensamiento y de la acción humanos”. En: Lukács, G. Ontología del ser social: el trabajo. Ediciones Herramienta, Bs. As.


Ref: https://kmarx.wordpress.com/2016/08/20/la-categoria-trabajo-en-lukacs-implicancias-y-fundamentos-ontologicos-del-ser-social/

Libertad
El concepto de Libertad:

La idea de libertad que en primer lugar se postula, sería: libertad es la toma de conciencia de un equilibrio entre un estado de cosas o hechos existente y lo percibido como deseable. Este  equilibrio se da en los tres ámbitos de experiencias de individuación: conmigo, con la naturaleza, con los demás. La auto-percepción de esta individuación se constituye históricamente (en cuanto historia del mundo y propia historia) de modos diversos.

Estos modos tienen que ver con la configuración de mundos de sentido teóricos y mundos de realizaciones prácticas (poéticos y tecno-normativos). En estos mundos la experiencia de libertad se formaliza con diversas estructuras. En el mundo de las realizaciones teóricas cobra la forma de una superación o equilibrio entre diferentes modos posibles de dualismos. En el mundo práctico se muestra como diversos modos de equilibrio entre el individuo y la naturaleza, como modos de unidad ético-religiosos...

Al ser la libertad un fenómeno actual, se nos muestra - a pesar de las dificultades inmediatamente referidas- una clave de lectura posible que no sólo nos permite ir tras los rasgos del fenómeno de la libertad, sino también tras las bambalinas del escenario donde se muestra la disputa acerca del ser y sentido de la filosofía. Obviamente que la respuesta no pasa por la ingenuidad de afirmar que la libertad y la filosofía siguen siendo humanas, y que el hombre -por más que cambien algunos aspectos epocales- seguirá siendo el mismo. La filosofía se preocupa ciertamente no por estas obviedades del sentido común, sino que su tarea se orienta a la comprensión histórico-pensante de la realidad que le es dada. La dilucidación del fenómeno de la libertad se ubica, pues, en la necesidad de una comprensión de la realidad que nos toca en nuestro tiempo. Esto nos lleva de regreso a la pregunta por el “lugar” del “darse” de la libertad, en la metafísica y en nuestro presente...

No es lo mismo la idea de libertad que alcanzarían los sujetos en un estado estructurado social, religioso y éticamente según el modelo hegeliano, que la idea de libertad y sus problemáticas en un estado democrático capitalista contemporáneo. Ante todo la distinción que Honneth toma de Jürgen Habermas es esencial para comprender la fundamental diferenciación y transformación de las ideas de libertad y de alienación desde el Idealismo alemán hasta nuestros días. Esta distinción se refiere a que modos “alienantes” de relación con las cosas y con los otros son compatibles con modelos de libertad no pensables ni para Hegel, ni para Marx o Lukács. La crítica al carácter negativo de alienación/reificación debería excluir pues a determinadas esferas sociales, donde una actitud meramente pasiva (lo que Honneth entiende como la re-formulación de la reificación desde una teoría del reconocimiento) sería no sólo posible, sino legítima24. Con ello ha quedado esbozados algunos hitos de la historia de la libertad, desde su “reverso” a la vez que presentados uno de los núcleos de pensamiento actuales donde “libertad” sigue dándonos que pensar.

De la Methexis a la alienación: o el reverso de la libertad: VICTOR DUPLANCIC

Víctor Duplancic es Profesor de la Universidad Nacional de Cuyo y de la Universidad de Congreso. E-mail: victor@duplancic.net
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4970252

Falsa conciencia

Falsa conciencia:
En el lenguaje de los autores vinculados con la sociología marxista, se denomina falsa conciencia a las concepciones e ideas de los individuos que no corresponden -o directamente entran en contradicción- con sus condiciones materiales de existencia. Esto, además de no ofrecer una visión fiable de la realidad, dificulta conocer la verdad.

Karl Marx (quien en realidad jamás utilizó el término "falsa conciencia" en su obra) enfatizó que los mecanismos ideológicos son parte del funcionamiento de una sociedad de clases, ya que contribuyen a ocultar a sus miembros cuáles serían sus "verdaderos" intereses. Frente a este papel mistificador de las formas mentales de las clases dominantes (que se imponen como "sentido común") fue que afirmó que "es el ser social el que determina la conciencia, no la conciencia la que determina el ser social". Con esta afirmación Marx buscaba desnudar la relación que existe entre las formas sociales de vida (es decir, las relaciones de clase) y sus formas mentales y culturales (la "conciencia").

Un ejemplo de falsa conciencia es la adopción de la ideología burguesa por un trabajador asalariado. Esto también puede expresarse diciendo que ese trabajador carece de conciencia de clase, ya que adopta una visión del mundo que no concuerda con sus intereses individuales y de clase, sino con los intereses de clase de la burguesía.

Marx explica el fenómeno de la falsa conciencia como un producto de la alienación. Si la actividad social de los individuos es alienada (no se corresponde con sus necesidades y deseos), la conciencia de estos individuos también lo será. La falsa conciencia de los trabajadores asalariados, entonces, se explica por su existencia social como clase dominada.

Para Lukács la producción y la reproducción material de la vida, es el sustrato material (los “resortes”) de la conciencia del proletariado; para ver la historia como totalidad concreta, Lukács va a llamar ontológico a ese sustrato material. Distingue además, entre la conciencia psicológica, inmediata de los trabajadores, y la verdadera conciencia de clase o conciencia atribuida. La conciencia sicológíca, es lo que piensan, perciben, sienten, etc., los individuos que forman la clase; es una “falsa conciencia”; es el conjunto de “los pensamientos empíricos efectivos, psicológicamente descriptibles y explicables que los hombres se forman de su situación vital” (Lukács).


https://kmarx.wordpress.com/2015/11/07/reflexiones-en-torno-a-historia-y-conciencia-de-clase-de-georg-lukacs/


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